Sentado en su lugar sin detener su trabajo, Genaro platicó a Poblanerías en línea la historia de la realización de piezas de barro, una actividad completamente artesanal cuyo único elemento nuevo es el motor eléctrico que hace girar el torno donde él moldea las piezas que se hacen con barro fino.
En la calle Juan de Palafox y Mendoza, barrio de la Luz, en el centro de la ciudad, desde hace aproximadamente 400 años existen alfareros, ya que de ese lado, al oriente del Bulevar 5 de Mayo de la ciudad, era para los trabajadores durante la época colonial.
Este taller pertenece a la familia López, cuyos integrantes siempre han sido alfareros; antes se ubicaban junto al mercado La Acocota, pero al ir desapareciendo el número de talleres, ellos se trasladaron a la zona donde actualmente pocos permanecen.
La mayor parte de la venta es directamente al consumidor con pocos intermediarios, antes había muchas mujeres que compraban varias piezas para vender en los mercados y así ganar dinero, pero todo esto se ha ido acabando porque ya no hay mucho gusto por cocinar o utilizar estas piezas de barro, comentó Genaro.
Somos una tradición, ojalá las personas entendieran que somos parte de la historia de la ciudad, hemos dado algunos curos junto con instancias de difusión artística y la gente ha respondido bien, pero es imposible regresar a las épocas de auge debido a la actual cantidad de opciones en el mercado”.
POB/BDH