En la mitología griega, Afrodita era la diosa del amor, del deseo, la belleza, la lujuria, la atracción física, la reproducción y la sexualidad. De su nombre se deriva el término “afrodisíaco”.
Se decía que Afrodita podía hacer que cualquier hombre cayera ante ella con solo poner sus ojos en él, por lo que un afrodisíaco se refiere a un estimulante que puede provocar todo lo que la divinidad despertaba en su enamorado.
En la antigüedad, los seres humanos trataban de no solo prender la llama de su relación, sino mantenerla y conservarla por motivos culturales o religiosos, ya sea mejorando el rendimiento de sus relaciones sexuales o buscando tener más hijos.
A través de los años, el sexo ha ido adquiriendo otro enfoque. Actualmente se busca que las relaciones sexuales sean más divertidas, placenteras y satisfactorias.
Cuando aún no existían los fármacos, toda la medicación era natural y se utilizaba la herbolaria. En cuanto a las relaciones sexuales, se consumían algunos alimentos que las favorecían gracias a su capacidad para animar el cuerpo.
Años después se crearon fármacos que de igual manera cumplían con esta función. Sin embargo, las consecuencias que estos causan, pueden ser perjudiciales para la salud.
Por ello, se ha optado por acudir de nuevo a los productos naturales, o de igual manera agregar un plus a la relación.
Lo natural no aumenta el deseo
Existen muchos mitos entorno a los productos afrodisíacos, en especial a aquellos que son de origen natural.
Los alimentos afrodisíacos son aquellos que una vez consumidos aumentan el deseo sexual, mejoran las relaciones sexuales e incrementan la vigorosidad, pues incluyen algún nutriente o compuesto que actúa a nivel hormonal y produce esa reacción.
Los alimentos que contienen arginina, que actúa como vasodilatador y magnesio pueden ser una ayuda para incrementar la excitación sexual.
Hay una gran diversidad de supuestos afrodisíacos naturales, hierbas, insectos, chocolate negro, ostras, canela, sandía, plátano, almendras, fresas o vino son solo algunos. Sin embargo, la mayoría de las bondades que se les atribuye son falsas.
De acuerdo con diversos expertos, ningún producto natural posee en gran medida la posibilidad de crear o de aumentar el placer sexual. Ocasionalmente puede aumentar el deseo.
Según el profesor Massimo Marcone, de la Universidad de Guelph (Canadá), los verdaderos afrodisíacos son el azafrán y el ginseng, pues contienen sustancias que mejoran el rendimiento.
Contrario a lo que la mayoría pensaría, el chocolate no posee propiedades para aumentar el deseo sexual, pero sí activa la hormona de la felicidad, debido a que contiene feniletilamina, un compuesto que se cree tiene un efecto en los niveles de endorfinas y seretonina en el cerebro.
Por otro lado, otros expertos discuten que definitivamente cualquier alimento puede ser considerado un afrodisíaco sin necesariamente ser catalogado como uno.
Álex Vidal, nutriólogo de Alimenta't, Institut d'Educación Nutricional en España, afirma que todo es cuestión de la situación en la que se esté consumiendo el alimento y que es un asunto de actitud.
El nutriólogo pone de ejemplo las fresas y señala que no es lo mismo comerlas como postre, o de lunch en un día laboral, que comer fresas una noche de sábado con la pareja.
De acuerdo a Vidal, el verdadero afrodisíaco es el componente psicológico y la situación en la que se consuma el alimento.
Ares Anfruns, terapeuta sexual y de pareja del Institut Gomà de Barcelona, comenta que efectivamente es cuestión de actitud, si un integrante de la pareja está pasando por un mal momento y/o hay problemas emocionales, difícilmente los afrodisíacos los favorecerán, ya que cuando una persona no se encuentra bien física o psicológicamente, inmediatamente se ve afectada su sexualidad.
Los verdaderos afrodisíacos están en el cuerpo
Helen Fisher, antropóloga e investigadora en la Universidad Rutgers de Nueva Jersey y experta en el tema, establece que es dentro de cada persona donde se encuentran las tres sustancias erotizantes más potentes que existen.
Estas son claves para desarrollar los procesos de apareamiento, reproducción y paternidad.
- Testosterona, una hormona sexual, secretada por hombres y mujeres que desencadena la libido que predispone al apareamiento. El ejercicio físico puede ayudar a incrementar la producción de testosterona y así incrementar el deseo sexual.
- Oxitocina, que se libera tras el orgasmo, y provoca un sentimiento de amor romántico que hace perdurar la relación .
- Dopamina, que desencadena un sentimiento de apego, de confianza y de felicidad con la pareja cónyuge para querer permanecer en su compañía.
Está comprobado que sí hay afrodisíacos que funcionan y que sí causan efecto de deseo y apego, como el azafrán, el ginseng y la yohimbina, que mejoran el rendimiento sexual sin causar efectos secundarios.
Se cree que existen más plantas con estas propiedades, pero todavía faltan estudios que corroboren sus beneficios.
POB/LFJ