El proceso de elaboración de una cerveza, comienza al remojar malta de cebada  y poner a hervir una flor llamada lúpulo, que es la que le otorga el aroma y el característico sabor amargo. Es en esta etapa conocida por los cerveceros como “cocinar”, cuando se produce un líquido dulce llamado “mosto”.

Después de esto, se pone a trabajar las levaduras, que son unos microorganismos que se encargan de la fermentación de la cerveza. Este proceso consiste en convertir los azúcares en alcohol.

De acuerdo con el libro “How to Brew” de John Palmer, este proceso tiene tres etapas. En la primera que es la adaptación, la levadura se fortalece, consumiendo primero el oxígeno disponible y después los azúcares.

Lo anterior provocará, que el mosto pierda su sabor dulce al igual que su densidad, y ocasionará que exista más alcohol.

Después de terminar esta fase, los sabores de la cerveza aún no serán delicados, por lo que se deja que la levadura trabaje otras dos o tres semanas. En esta segunda fase del proceso las levaduras afinarán más la cerveza y así tenga un sabor más balanceado.

Después de terminar esta parte de la fermentación, entra la fase 3, en la que la mayoría de los cerveceros aprovecha las levaduras que quedan flotando para agregar más azúcar  y así conseguir las burbujas de la cerveza.

Varios expertos consideran el proceso de fermentación de una cerveza, más delicado que el de otras bebidas, debido a que se deben observar de cerca las levaduras para obtener la cerveza que desean.