Desde la antigua India llegó al occidente un deporte que ha sido fuertemente ligado con tabúes y que se le ha visto como un baile provocativo.
Entrevista:
Itandehui Águila Luis
Elisa Ramírez Paniagua
El pole dance es un deporte que se relaciona con el Mallakhamb, Malla que quiere decir luchador y Khamb que significa pole (tubo), un deporte que solo los hombres practican desde el año 1135 d.C. en países como India y China, con la finalidad de desarrollar más velocidad, mejores reflejos, concentración y coordinación.
Actualmente en el occidente, es considerado por muchos un baile con connotación sexual y que solo busca captar el interés del público masculino; por otros, una forma de arte y expresión del cuerpo.
El pole dance, también conocido como baile de tubo, ha adquirido fama, reconocimiento y prestigio a nivel mundial. Es una práctica que requiere de gran fuerza, constancia y mucho control del cuerpo, aseguran Alejandro de la Peña, pole dancer profesional y Romina Martínez, instructora de pole fitness y pole dance.
“Para poder practicar pole dance se necesita disciplina, constancia y más que nada actitud.”, concuerdan los bailarines.
Actitud, requisito para ser pole dancer
En entrevista con Poblanerías en línea, Alejandro comenta que él solo se ha abierto camino en esta disciplina, misma que lo ha llevado a ser bicampeón de competencias como Pole Sports en la categoría élite de la competencia regional del Golfo y runner up o finalista en la competencia nacional de Pole Sports.
“Empecé a los 8 años con acrobacias y con eso me fui entrenando. Desgraciadamente en Puebla no hay ningún lugar que acepte hombres para entrenamiento, entonces me compré mi propio pole y con las bases que tenía de acrobacia, practicaba en mi casa. Fui mi coach desde el principio.”
Por su parte, Romina comenta que siempre ha trabajado como instructora fitness. Un día la invitaron a conocer la disciplina y quedó con una idea errada de lo que era, puesto que no conocía bien de lo que trataba.
“Con el tiempo me di cuenta que tenía que ver más con un entrenamiento acrobático, con bases de ballet, fuerza, flexibilidad, resistencia y danza. Tengo cuatro años practicándolo y acabo de competir en la categoría profesional master 40, donde fui ganadora.”
Alejandro menciona que el pole dance se divide en 3 categorías: pole sport, que es el deportivo y es una mezcla entre baile, gimnasia y flexibilidad; pole dance o exotic, en donde las mujeres usan tacones y se muestra el lado sexy del pole y el pole art, una mezcla de gimnasia y baile contemporáneo.
Al preguntar qué se requería para practicarlo, actitud fue la palabra clave:
“La gente que lo practica generalmente ya es grande, muchas piensan que ya no pueden llegar a tener una gran flexibilidad, pero realmente todo es disciplina, constancia pero sobre todo actitud. Si te gusta, vas a obtener los resultados esperados.”
Tabúes y retos que rodean a la disciplina
Los bailarines mencionan que uno de los retos a los que se han enfrentado es a los diversos tabúes que rodean la disciplina y que aún existen en México.
“Cuando en lugar de ser un entrenador o un competidor, te señalan o confunden el trabajo que realizamos con ser bailarina-teibolera, o cuando dicen algo como ‘a ver enséñanos un pasito’. Aún no se tiene la cultura en México y en especial en Puebla”
Ambos aclaran que son cosas muy distintas y que la práctica viene de las tradiciones de India y China en donde en lugar de utilizar un pole, utilizan un mástil y tiene fines culturales.
Comentan que la confusión fue cuando en los tables colocaron un tubo y solo se bailaba alrededor de él con el fin de captar el interés del público masculino, sin hacer acrobacias ni trucos.
“Yo como hombre y cuando veo que las chicas viene a clase, tienen otro concepto y piensan que les voy a enseñar a moverse sexy y a quitarse las ropa, pero nada que ver”, menciona Alejandro y deja en claro que ellos practican la disciplina como tiene que ser, una combinación de lo deportivo con lo estético.
Romina añade que para ella la edad ha representado un reto; sin embargo, asegura que se puede comenzar a cualquier edad en esta disciplina.
“Yo tengo 40 años y como instructora busco entrenamientos que no sean de alto impacto o muy peligrosos. Se puede comenzar a cualquier edad, aunque entre más joven hay mayor facilidad”
Otro reto al que Alejandro se ha enfrentado es a que en Puebla no hay oportunidades para desarrollarse puesto que aun tienen una visión muy cerrada. Él cree que es debido a que para practicar se necesita usar muy poca ropa y muy pequeña.
Los bailarines explican que una de sus más grandes motivaciones para seguir practicando y enseñar esta disciplina es ver a sus alumnas crecer.
“Es impresionante ver cómo puede llegar una alumna tímida, que le cuesta trabajo practicar, o mujeres con hijos que después de su matrimonio sienten que ya no hay nada que puedan hacer por ellas, ver cómo en un tiempo determinado de entrenamiento las ves más seguras, femeninas y sobre todo contentas con ellas mismas. Definitivamente aumenta su autoestima.”
POB/JCSD