El Papa Francisco visitó este 29 de julio el Museo Estatal Auschwitz-Birkenau en Polonia. En Auschwitz —campo de concentración nazi en el que murieron más de 1 millón de personas—, Francisco rezó en silencio y recorrió el lugar en un lapso de hora y media.

El pontífice no hizo declaraciones a la prensa. Solamente dejó escrito un mensaje en el libro de honor del museo: “Señor, ten piedad de tu pueblo. Señor, perdón por tanta crueldad”. Durante su visita, el Papa pudo reunirse con diez sobrevivientes del holocausto, así como con una agrupación de cristianos —Los justos entre las naciones— que ayudaron a los judíos en los años de la Segunda Guerra Mundial.

El Papa entró en la celda de Maximiliano Kolbe, santo canonizado por Juan Pablo II en 1982. Kolbe murió envenenado en 1941, luego de que se sacrificara para que un padre de familia pudiera continuar con vida. Francisco permaneció diez minutos en la celda y colocó, afuera, una lámpara de aceite frente al muro donde ocurrían los fusilamientos.

Luego de este acto, el jerarca católico se trasladó en un coche eléctrico al campo de Birkenau. Ahí caminó entre las lápidas de las víctimas del exterminio nazi. También se encontró con Michael Schudrich, rabino mayor de Polonia, quien entonó en hebreo un salmo.

Francisco es el tercer pontífice que visita Auschwitz. Antes ya lo hicieron Juan Pablo II, en 1979, y Benedicto XVI en el 2006. El Papa viajó a Polonia el pasado miércoles para asistir a la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), evento que tiene a Cracovia como sede.

El próximo domingo 31 de julio, el Papa oficiará una misa en el Campus Misericordiae de Cracovia para clausurar la JMJ. Regresará a Roma ese mismo día por la noche. Su próximo viaje está agendado para el 30 de septiembre, fecha en que visitará Georgia, país de Europa Oriental que comparte fronteras con Rusia y Turquía.


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POB/PSPL