“…perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden…”, así reza el padre nuestro que nos introducen en la mente desde nuestra niñez.
La Biblia es el libro que reúne los más variados ejemplos del perdón. Recurro a la edición más completa, la de editada y compilada por Frank Charles Thompson. De los 39 libros del Antiguo Testamento y 27 del Nuevo Testamento, suman 66 en total, Thompson encuentra 12 versículos que rescatan el perdón y 71 que refieren la palabra perdonar.
A diario, en cualquier rezo, reunión religiosa, cita, consejo o ceremonia, la palabra perdón abunda. Nos han invadido con la palabra de marras.
Van dos citas:
“Si mi pueblo, que lleva mi nombre, se humilla y ora, y me busca y abandona su mala conducta, yo lo escucharé desde el cielo, perdonaré su pecado y restauraré su tierra.”. 2 Crónicas 7:14.
“El que perdona la ofensa cultiva el amor; el que insiste en la ofensa divide a los amigos.”. Proverbios 17:9.
Ahora resulta, que aprovechando todo el amor y dispensa del sentido bíblico de la palabra, perdón se ha convertido en un recurso que dispensa y legitima la corrupción y lo malos manejos de los políticos.
Apenas el 18 de julio anterior, en la promulgación de las leyes del Sistema Nacional Anticorrupción, Enrique Peña Nieto dijo: “En carne propia sentí la irritación de los mexicanos, la entiendo perfectamente. Por eso, con toda humildad, les pido perdón. Les reitero mi sincera y profunda disculpa por el agravio y la indignación que les causé”.
Y con ese recurso, el caso de la Casa Blanca mexicana quedó cerrado.
Ahora resulta que César Duarte, gobernador de Chihuahua, y uno de los tres más corruptos que habitan los 32 estados de la República Mexicana, a un mes de abandonar su cargo, a iniciado una campaña en diferentes medios, pidiendo perdón a quienes ofendió durante sus seis años de gobierno.
En estricto sentido, la RAE dice que perdón es la remisión de la pena merecida; es indulgencia. O sea, es absolución, indulto, amnistía, condonación, clemencia, indulgencia, gracia, compasión, generosidad, entre otras cosas.
También impunidad y corrupción.
Que poca madre.
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