Kevin de León, presidente del Senado en California ha estado en México al frente de una delegación de demócratas, para suturar los daños, entre otros temas, que la visita de Donald Trump creó.

Y ahí, en la Cancillería mexicana, causó sorpresa que AMLO fuera reconocido por los visitantes como “…un político que  cree en la democracia y le apuesta a la estabilidad política y al sistema de partidos y electoral vigente en México.”. Les atrae que López Obrador haya “… perdido dos elecciones presidenciales al hilo, sin llamar a una revuelta y sin desconocer a las autoridades mexicanas…”. Las citas son de La Corte de los Milagros de Rodolfo Ruiz.

Andrés Manuel López Obrador ha dejado de ser “un peligro para México”.

Existe en la delegación norteamericana que visitó a Claudia Ruiz Massieu “… preocupación por el clima de zozobra e inestabilidad política y social en algunos estados de la República Mexicana.

Y se percibe alivio ante la eventual llegada de AMLO a la conducción política de México. Cuando menos no la combaten. Mínimo, no significa para ellos un peligro. Le tienen confianza.

La misma confianza o esperanza de millones de mexicanos. Basada, sobre todo, en el hartazgo que han creado la política y los políticos mexicanos. En el agotamiento de los códigos en los que la clase política goza y disfruta de privilegios económicos y sociales que le son vetados a millones de mexicanos.


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No es que Andrés Manuel sea “el salvador” o “el mesías”. Es que para los mexicanos representa una esperanza para renovar esos códigos de convivencia con el poder.

Él o cualquiera que no haya disfrutado de la podredumbre que han creado.

Si AMLO o Morena reciben en su seno partidario e ideológico a José Juan Espinosa entonces no estarán correspondiendo a lo que Kevin de León o millones de mexicanos necesitan y creen que debe cambiar.

José Juan es la reencarnación del político mexicano: soberbio, tramposo, ególatra, vividor, gandalla, corrupto, simulador, impune. No reúne ni el perfil, ni los requisitos para militar en Morena, concebido como un vehículo político transitorio a la transformación de México. Menos aún para ser candidato a un puesto de elección popular.

Anécdotas y experiencias para respaldar lo anterior sobran. Si Morena, con la venia de Andrés Manuel lo acepta en sus filas será cambiar para que todo siga igual; o peor.

Qué decepción.

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