Puebla es el primer lugar en desigualdad educativa a nivel secundaria y el segundo lugar a nivel primaria, de acuerdo con datos del Instituto Nacional de Evaluación de la Educación (INEE) de 2016, con lo cual se convierte en el estado más desigual del País en enseñanza pública.

En el estudio “La educación obligatoria en México. Informe 2016”, el INEE indica que en Puebla hay una desigualdad educativa de 23.28 puntos en nivel primaria y de 20.18 a nivel secundaria, si se promedian la desigualdad en dos niveles el estado es el más inequitativo de todo el país, con 21.73 puntos.

Si se compara a Puebla con Baja California y Quintana Roo –los estados más equitativos en promedio-, la desigualdad en educación se duplica.

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Más allá de que es obligación del gobierno garantizar la equidad educativa, la desigual distribución de los aprendizajes perpetúa la desigualdad social y de la pobreza, según lo indican Luis Arturo Tapia y Giovanna Valenti en el estudio “Desigualdad educativa y desigualdad social en México. Nuevas evidencias desde las primarias generales en los estados”.

En entrevista con Poblanerías en línea, Teresa Eugenia Brito Miranda, especialista en el área de Educación de la Universidad Iberoamericana de Puebla, dijo que para acortar la brecha de desigualdad el gobierno estatal debería invertir más en las escuelas con los peores resultados y diversificar el presupuesto para atender las necesidades específicas de los diferentes modelos educativos, como son el indígena, el comunitario o las escuelas digitales.

Educación desigual

En su informe 2016, el INEE dio a conocer que en la entidad 37.9% de los alumnos y alumnas de tercero de secundaria con poca marginación tuvieron un desempeño alto en la prueba PLANEA 2015, mientras que solo el 16.9% de los estudiantes con marginación logró ese nivel.

En sexto de primaria, 37.6% de los estudiantes de con poca marginación resultaron bien evaluados en la PLANEA 2015, pero solo 14.3% de los estudiantes con marginación logró ese nivel.

La diferencia entre los puntajes obtenidos por los estudiantes en marginación y los estudiantes con mejores condiciones se conoce como inequidad educativa.

Sin embargo, si se promedia la desigualdad en los dos niveles educativos, la entidad sería la más desigual con 21.73 puntos de diferencia.

En desigualdad después de Puebla siguen: Nayarit (18.56 puntos), Nuevo León (17.60), Aguascalientes (16.34), Coahuila (15.36) y Tamaulipas (14.99). Del otro lado, las entidades más equitativas son Baja California con una desigualdad de 7.37; Quintana Roo, con 8.64, y Campeche, con 8.84.

INEE señala en su informe que si bien la calidad educativa es un factor importantePuebla obtuvo el segundo mejor puntaje en la PLANEA 2015 a nivel secundaria- lo es también la equidad, por ello “no deberían existir diferencias en la calidad de los aprendizajes que adquieren los estudiantes que terminan un mismo grado escolar”.

La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco, por sus siglas en inglés) sostiene que el derecho a la educación, más allá de tener acceso a la escuela se refiere a “que la educación ha de ser de calidad para todos y a lo largo de la vida”, por ello es una obligación de los sistemas educativos asegurar la equidad en una triple dimensión: en el acceso, en los procesos y en los resultados.

Inequidad perpetúa pobreza

La desigualdad no solo afecta el derecho a la educación, también está relacionada con la inequidad en los ingresos y la pobreza, ya que los estudiantes que no tienen acceso a los mismos aprendizajes quedan en desventaja en el plano laboral y les cuesta más superar su condición social y económica.

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En el estudio “Desigualdad educativa y su relación con la distribución del ingreso en los estados mexicanos”, los investigadores Antonio Favila Tello y José César Lenin Navarro Chávez manifiestan que de acuerdo con la Teoría del Capital Humano, el conjunto de habilidades -innatas o adquiridas- que poseen los trabajadores son, en cierta forma, comerciables.

Bajo este parámetro, dicen los académicos, se distribuyen los ingresos a los trabajadores, es decir, entre mayor formación habrá más ingreso.

Según la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo 2015, elaborada por el Instituto Nacional de Geografía y Estadística (Inegi), 7 de cada 10 trabajadores con contratación estable de 25 a 64 años tienen estudios superiores, mientras que solo 2 de cada 10 que tienen educación básica tienen un trabajo estable.

Pero si existe una desigualdad en los aprendizajes también habrá una desigualdad en los ingresos, por ello existe una relación directa entre los indicadores educativos y los indicadores de desarrollo económico.

Puebla ocupa el quinto lugar nacional en pobreza -según la última medición del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval)- y también es el quinto lugar en analfabetismo y el sexto lugar en población en edad escolar que no asiste a la escuela.


Por su parte los investigadores Luis Arturo Tapia y Giovanna Valenti señalan que la desigual distribución de los aprendizajes se relaciona con la persistencia de la desigualdad social y de la pobreza, esto debido a que el sistema educativo mexicano tiene una dinámica que estratifica -según el estatus socioeconómico y cultural- el acceso a los aprendizajes.

Esto significa que los alumnos y alumnas de estratos sociales bajos solo pueden acceder a bienes culturales y vivencias limitadas, “estas limitantes influyen inevitablemente a lo largo de la vida para acceder a un espectro mayor de oportunidades”.

Según la investigación de Tapia y Valenti, Puebla se encuentra en la posición número 12 en cuanto a desigualdad educativa –al tomar en cuenta el grado de escolaridad de los padres, el estatus socioeconómico de los alumnos e indicadores de pobreza-; sin embargo, presenta una tendencia alta a la estratificación socioeconómica y cultural en las escuelas, ubicándose lejos de Colima y la Ciudad de México, que son los estados más equitativos.

Invertir en escuelas regazadas

Para Teresa Eugenia Brito, de la Ibero Puebla, los resultados de las pruebas del INEE que hablan sobre la desigualdad en educación son una oportunidad para focalizar los recursos a fin de acortar la brecha de desigualdad.

Tendrían (las autoridades) primero que focalizarse en las comunidades más vulnerables y ver la forma cómo motivan a los profesores económicamente, pero además con mucha formación y un seguimiento constante, no de las evidencias sino de sus preocupaciones reales”, agregó la experta.

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En ese sentido, la Unesco asegura que para contrarrestar la desigualdad educativa “es necesario mejorar los diseños de las políticas públicas en educación y desarrollar acciones específicas para lograr una educación de calidad para todos”, ya que derecho a la educación se ejerce en la medida que las personas, más allá de tener acceso a la escuela, puedan desarrollarse plenamente y continuar aprendiendo.

Además se debería entender la diversidad de las escuelas y modelos –comunitarias, indígenas, digitales, unitarias o bidocentes- para saber cuáles son sus necesidades y diversificar los apoyos, porque generalmente las escuelas con mejores condiciones son las que sacan mejores puntajes y se les asignan más recursos.

En la entidad existen 1,683 escuelas indígenas, 1,326 comunitarias, 12,483 telesecundarias y 274 bachilleratos digitales, la mayoría de esas escuelas están en comunidades de alta marginación.

Brito Miranda dijo que también es importante romper con la estratificación, ya que si hay estudiantes diversos tanto en cultura como en condiciones económicas los conocimientos y experiencias son más enriquecedoras para toda la comunidad escolar, a la par que la desigualdad en la educación disminuiría.

Para la Unesco una educación incluyente -que se refiere a que las escuelas acojan a todos los niños, niñas y adolescentes, al mismo tiempo que se facilita el encuentro entre diversos grupos sociales- permitiría “llegar a resultados de aprendizaje equiparables y no reproducir las desigualdades presentes en la sociedad”.

En ese sentido, Puebla tiene un gran camino que recorrer y para acortar la brecha de desigualdad el único camino es invertir recursos en las zonas más marginales y mejorar los diseños de las políticas públicas, tal cual lo sugiere la Unesco en su libro “Educación de Calidad para Todos un Asunto de Derechos Humanos”.

POB/LFJ