El New York Times revivió un tema de ya hace varios años en Puebla. Lo ha vuelto un escándalo internacional: el gobierno mexicano espía a personajes incómodos al sistema.
Carlos Loret de Mola, Carmen Aristegui, Salvador García Soto, entre otros espiados, lo han convertido en un tema de relevancia política nacional.
Nada nuevo en Puebla. Fue un recurso estratégico en el ejercicio del poder y la soberbia de Rafael Moreno Valle, que a través de Hacking Team y SYM se puso en marcha el espionaje telefónico y cibernético.
En este escrito no vale la pena ofrecer pormenores o argumentos tantas veces referidos y documentados por la prensa y los periodistas poblanos. Para la referencia, cito a Enrique Núñez y Ernesto Aroche, entre otros, que documentaron en su momento el recurso usado en el sexenio anterior en Puebla.
Necesario retomar el tema que utilizó recursos de espionaje, intimidación, penetración en la vida privada, para callar criticas hurgando en la vida personal de personajes que ejerciendo libertad de expresión y el derecho al disenso se manifestaron en diferentes foros y a través de distintos recursos de comunicación.
El gobierno mexicano ha negado el espionaje. En su momento no hubo respuesta del gobierno de Moreno Valle.
La impunidad que protege a la delincuencia del poder político debe frenarse.
Es la antesala del terrorismo que nace en la cúspide de la pirámide del poder.
Y nada se hace.
Pero es necesario continuar en la denuncia.
@luisenriquesf
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POB/FOL