Y se desató “la rebambaramba” diría el Perro Bermudez; el PRI de Puebla quiere sacudirse la modorra. Es el momento del pase de lista y es necesario levantar la mano. Víctor Manuel Giorgana y Alberto Jiménez Merino han dicho: “nosotros también queremos”.

Hicieron lo que saben hacer, reunirse, sin que nadie lo supiera pero todos los descubrieron, en un céntrico restaurante y se apuntaron para la grande pero en el afán evidente de negociar lo que garantice continuar en la política.

No solo ellos.

Ahora resulta que el PRI municipal está bastante disputado. Javier Casique lleva mano, pero para garantizar su asunción, su compadre debe disfrazar su beneplácito: cerrarle el ojo a Ramón Fernández Solana.

Se dice en los corrillos que Xitlalic Ceja García e Iván Galindo Castillejos también aspiran a dirigir al PRI municipal de Puebla, además de que algunas lenguas viperinas aseguran que Karina Romero Alcalá y Edgar Chumacero también lo disputan.

Lo cierto es que también Enrique Doger ya se apuntó para la grande argumentando que es el mejor posicionado de su partido. Otro, me aseguran, que pronto habrá de apuntarse para disputar a Lastiri, Doger, Giorgana y Jiménez, es Juan Manuel Vega Rayet.

Más allá de todos los nombres, los intereses en juego son muchos en el vetusto partido y los poderes que se mueven, juegan y acuerdan, no necesariamente están adentro.

Más nombres saldrán; quieren dar señales de vida y de aspiraciones. Pero lo cierto es que muchos serán aventados al ruedo sin su consentimiento.

Así es el juego.

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POB/LFJ