Tamakepalis significa “ayuda entre hermanos” en náhuatl. Este es el nombre de la iniciativa que trabaja para la construcción de viviendas temporales hechas con bambú, cultivado y trasladado desde el municipio de Cuetzalan a comunidades rurales como San Francisco Xochiteopan, municipio de Atzitzihuacan y Santa Cruz Cuautomatitla, en Tochimilco, donde familias resultaron afectadas por el sismo del 19 de septiembre.

La iniciativa la integran miembros de la cooperativa Tosepan Titataniske, en coordinación con el Centro de Prevención de Desastres Regionales (Cupreder) de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP), quienes trabajan para edificar estos espacios temporales. Esta iniciativa también incluye un proyecto para recaudar fondos -a través de donaciones- para la construcción de viviendas permanentes.

Hasta el último reporte oficial, en Puebla 27,782 inmuebles resultaron dañados por el sismo, de los cuales, 2,352 se consideran como pérdida total. Entre los municipios afectados está Chietla con 2,671 viviendas afectadas, así como Atlixco y Huaquechula con 1,400 y 1,300 inmuebles dañados, respectivamente.

Uno de los beneficiados por esta iniciativa es Don Severiano, habitante de Santa Cruz Cuautomatitla, un poblado ubicado al sur de las faldas del volcán Popocatépetl, perteneciente a Tochimilco, donde al menos 45 casas de 130 reportadas con daños, colapsaron.

“Lo perdí todo”

Don Severiano está inquieto, observa ansioso los trabajos de lo que para él y su familia, conformada por seis integrantes, representa un nuevo hogar, aunque sea temporal.

De repente se le escapa una sonrisa a pesar de perder todo. Una cama retorcida, estructuras de ventanas sin cristales y un par de juguetes viejos sobre la tierra rodean el espacio donde alguna vez estuvo su casa. Ahí, sus manos se mueven constantes para apoyar en la construcción de la que será su vivienda temporal hecha con bambú, un material que nunca ha trabajado pero que la cooperativa de la Tosepan donó para apoyarlo.


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“Se cayó todo, no se pudo salvar nada. Ese día mi esposa y mi cuñada estaban aquí y cuando empezó a temblar salieron corriendo, no supieron ni cómo pasó. Cuando regresé solo pude sacar de entre los escombros mis colchones y algo de ropa, lo demás ya no servía (…) Después del temblor todos estábamos sin saber qué hacer o por dónde empezar”.

Apoyados por ingenieros del Cupreder y estudiantes egresados de Arquitectura de la BUAP, los miembros de la Tosepan inician la construcción de las viviendas en un terreno de 42 metros cuadrados. La estructura es montada sobre una base firme, de preferencia de concreto, y tras fijarse los soportes con bambú se enseña a los beneficiarios a trenzar los planchados, que son cortezas que utilizan para cubrir lo que serán los muros.

Se colocan láminas en el techo y como parte final se instala una malla de alambre que rodea los muros para recubrir con adobe, barro o cemento y lograr que las viviendas sean más térmicas.

Estas viviendas temporales, construidas en 2 ó 3 días, están planeadas para que las familias puedan habitarlas por lo menos un año y luego, si reciben un tratamiento adecuado el bambú, puedan ser utilizadas como bodegas para sus cosechas.

vivienda de bambu san fco
Foto: Conacyt

Iniciativa Tamakepalis

El Cupreder explica que como parte de las acciones de apoyo, la BUAP desplegó recursos no solo para el traslado de víveres sino para brindar el acompañamiento y asesoría técnica y científica ante el desastre.

La iniciativa incluye donar el material y construir hogares temporales, pero también contribuir a la fase de recuperación del desastre en tres dimensiones: reconstrucción del inmueble definitivo, rehabilitación de la vida y comunicación en las comunidades, y por último la reubicación en caso de ser necesaria.

Para seleccionar a los beneficiarios, se basan en el esquema de organización de las propias comunidades, partiendo de sus usos y costumbres. De esta forma, las comisiones de los pueblos determinan qué familia es la que más requiere el apoyo.

Otro de los mecanismos de asistencia que contempla esta iniciativa es el acompañamiento y asesoría técnica para la construcción de viviendas definitivas con recursos otorgados por el propio gobierno.

Reconstrucción social y cultural

La academia tiene que ser escuchada y participar de manera activa en la reconstrucción de los pueblos, ya que el peligro más grande es que se pierdan sus identidades, las cuales forman parte de la riqueza cultural de nuestro país, concluyeron 12 especialistas en el área de geofísica, arquitectura e ingeniería de la BUAP y la Universidad Autónoma de México (UNAM) tras el “Encuentro sobre criterios técnicos para la reconstrucción”, organizado recientemente por el Cupreder, el Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades Alfonso Vélez Pliego (ICSH) y el Instituto de Física de la BUAP.

En esta reunión los académicos pugnaron porque se contemple no solo la mirada técnica sino también social y cultural en la reconstrucción que se está llevando a cabo en estados como Oaxaca, Puebla, Ciudad de México, Chiapas, Morelos y parte de Tlaxcala.

En su intervención, el doctor Efraín Ovando Shelley, ingeniero especialista en Geotecnia de la UNAM, indicó que el estudio de los suelos resultará fundamental en las planeaciones para la reconstrucción.

Mencionó que en el caso del sismo del 19 de septiembre, en Puebla y Morelos, sobre todo en las comunidades colindantes con el volcán Popocatépetl, la combinación de la humedad causada por las lluvias y los asentamientos en depósitos suaves, derivados de los sedimentos volcánicos, dieron como resultado condiciones propicias para el desastre.

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Foto: Conacyt

La recomendación del doctor Ovando Shelley fue la realización de estudios previos, así como tomar medidas precautorias que incluyan no construir sobre rellenos o cerca de laderas y barrancas, evitar la deforestación, ya que las raíces de los árboles funcionan como frenos mecánicos para detener deslaves, además sugirió apisonar los suelos o bien estabilizarlos, aunque señaló que esté último método resulta costoso y no siempre es efectivo.

Para el doctor Francisco M. Vélez Pliego, director del ICSH, el tema de la reconstrucción incluye contemplar dos escenarios, el rural y el urbano, ambos sostenidos para su reconstrucción en recomendaciones técnicas y en los atlas de riesgo para que se generen nuevas formas de ocupación del suelo, sin olvidar los procesos sociales que se gestan con intervenciones en las localidades rurales.

En entrevista para la Agencia Informativa Conacyt, el arquitecto Vélez Pliego resaltó que el uso de materiales no es un factor determinante para condicionar daños en una edificación, sino más bien las características del suelo, el uso que se le dé, y la inadecuada supervisión del proceso de construcción son factores que sí condicionan en mayor medida las fallas en los inmuebles.

 

 


POB/LFJ