En México, se estima que existen alrededor de 39 millones de niñas, niños y adolescentes menores de 18 años, lo anterior representa que 32 de cada 100 habitantes sean menores de edad.

Del total de la población infantil, por lo menos 19.4 millones de son niñas y adolescentes, según la Encuesta Intercensal 2015.

Cada una de las menores demanda derechos elementales, tales como a la supervivencia, el desarrollo y preservación de la vida, como lo establece el artículo 14 de la Ley General de las Niñas, Niños y Adolescentes, aunque en México y Puebla, a veces no se cumpla.

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En el Estado es frecuente hallar a niños en mendicidad, explotados laboralmente e incluso sexualmente, por adultos que se aprovechan de su condición frente a ellos.

“Ana”, a quien nombremos así, tiene 9 años de edad; ella trabaja en el crucero del bulevar Norte cerca de la CAPU, donde obtiene recursos para llevar el dinero a quien la lleva a trabajar.

Para Poblanerías en línea, relató que es originaria de Mitontic, Chiapas, uno de los municipios más pobres del país; desde hace varios meses salió de su comunidad junto con su familia, porque ahí no obtenían los ingresos suficientes ni siquiera para alimentarse, por lo que ahora radican en Puebla.

“Ana” no es la única, tiene tres hermanos, a su madre y a su padre, quien padece diabetes y por su condición no sale a trabajar; por lo que ellos tomaron esa responsabilidad.

“Mi papá está enfermo, es de azúcar”.

A diario gana entre 30 y 50 pesos, para ella es mucho dinero y lo entrega por completo para la comida de la familia, por su condición social, lamentablemente abandonó sus estudios.

Desafortunadamente, existen un millón 146 mil casos similares a los de “Ana”, quienes abandonan la escuela para trabajar, perdiendo así la oportunidad de un mejor futuro.

Lo anterior convierte a Puebla en la cuarta entidad federativa con la mayor población infantil en pobreza.

Muerte infantil

Desde el nacimiento, sus derechos son coartados, tal es el caso del derecho a la salud propiciando enfermedades respiratorias, infecciosas o parasitarias que representaban la primera causa de muerte.

Foto: Agencia Enfoque

El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) refirió que, en la tasa de defunciones de menores de un año por cada 100 mil nacidos vivos, se redujo de 32.5 en 1990 a 12.5 en 2015.

Hubo 11,445 decesos de menores de 12 meses de edad ocasionadas por infecciones en el periodo perinatal en 48.5%; mientras que malformaciones congénitas, deformaciones o anomalías representó 26.5%.

Entre ambos grupos de causas, representaron 75% del total de muertes en las niñas menores de un año.

Otro de los derechos fundamentales de las menores es contar con una identidad, de acuerdo con el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) “la identidad es el reconocimiento jurídico y social de una persona como sujeto de derechos y responsabilidad, que a su vez pertenecen a un estado, un territorio, una sociedad y una familia”; la realidad es otra.

De acuerdo con el registro de nacimientos en 2015, del total de niñas y adolescentes registradas ese año, 88.8% se hizo durante su primer año de vida y otro 11.2 % se realizó en edades de uno a diecisiete años.

“La condición de registro extemporáneo es mayor conforme la escolaridad de la madre es menor, sobresale el hecho de que la proporción de niñas con registro extemporáneo es menor que en los niños”, refirió el INEGI.

Marginación

En su estudio “Alcanzar los Objetivos de Desarrollo del Milenio con equidad; una mirada desde la infancia y la adolescencia en México”, la UNICEF detalla que casi la mitad de la población en los 125 municipios con menor Índice de Desarrollo Humano (IDH) en el País, se conforma por niños, en su mayoría indígenas, quienes enfrentan mayores riesgos de salud y menores posibilidades de acudir a la escuela.

Se trata de 58 localidades en Oaxaca; 21 en Guerrero; 20 en Chiapas; 15 en Veracruz; nueve en Puebla; una en Nayarit y una en Durango, donde 50.3% de sus 786 mil 653 habitantes tienen menos de 18 años de edad y hablan predominantemente lengua indígena.

Foto: Agencia Enfoque

La historia de “Ana” es singular, ella hace actos de malabarismo en el crucero, cree que está jugando con las pelotas de estambre que su madre tejió; conversando dice que permanece más de ocho horas de pie, a veces sin comer y exponiéndose a la velocidad de los autos.

Por consecuencia apenas sabe leer y escribir; sin embargo, el analfabetismo es un problema de naturaleza estructural y vinculado con la pobreza, en las regiones menos desarrolladas.

De acuerdo con los índices más altos de población que no sabe leer ni escribir un recado se concentran en localidades con menos de dos mil 500 habitantes; la proporción de niñas de 6 a 11 años sin habilidad de lectoescritura es de 16.2%, este porcentaje es cercano al doble respecto de niñas residentes en localidades de 100 mil o más habitantes, es decir 8.9%, según INEGI.

En Mitontic se habla una lengua Tzotzil, “Ana” también domina esta lengua, de acuerdo con el INEGI este puede ser un factor para que tenga carencia y poca garantía de cumplimiento en sus derechos fundamentales.

 

 


POB/LFJ