En 1943, John William Mauchly y John Presper Eckert, ingenieros de la Universidad de Pennsylvania comenzaron a desarrollar el proyecto ENIAC (Electronic Numerical Integrator And Computer) con el propósito de resolver los problemas de balística del Ejército de Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial.
La ENIAC es considerada una de las primeras computadoras digitales y su construcción estuvo relacionada con el proyecto Colussus, que utilizó el gobierno británico para descifrar el código alemán.
La construcción de la ENIAC finalizó en 1946 y fue encendida –por primera vez– el 14 de febrero de ese año.
Aunque John Presper Eckert y John William Mauchly fueron quienes la construyeron, su programación estuvo a cargo de seis mujeres: Betty Snyder Holberton, Jean Jennings Bartik, Kathleen McNulty Mauchly Antonelli, Marlyn Wescoff Meltzer, Ruth Lichterman Teitelbaum y Frances Bilas Spence.
Los cálculos de la ENIAC se basaban en trayectorias balísticas y ecuaciones diferenciales.
Su objetivo principal era calcular trayectorias de proyectiles. Además, era capaz de realizar 5 mil sumas y 300 multiplicaciones por segundo.
Su funcionamiento requería la operación manual de 6 mil interruptores; su programa o software, cuando tenía modificaciones, demoraba semanas de instalación manual.
Incluso, se decía que, en Filadelfia, ciudad donde estaba instalada, tenía apagones cada que la ENIAC entraba en funcionamiento, pues su consumo era de 160 kW.
Físicamente, la computadora estaba compuesta por más de 17 mil tubos de vacío o válvulas electrónicas, tenía más de 7 mil diodos de cristal, 1,500 relés, 70 mil resistencias y pesaba 27 toneladas.
Sin embargo, uno de los principales problemas para su funcionamiento era que las válvulas electrónicas se estropeaban con facilidad y en poco tiempo. Cuando esto sucedía, los ingenieros debían encontrar cuál era el que había fallado y sustituirla.
La mayoría de estos fallos ocurrían a diario, durante el encendido o apagado de la ENIAC, cuando los filamentos de las válvulas y sus cátodos estaban bajo estrés térmico.
Para resolver el problema, los ingenieros no apagaban nunca la ENIAC; aunque con esto redujeron los fallos –solo tenían que cambiar las válvulas cada dos días– el costo para su uso incrementó.
Posteriormente, en 1989, John Presper Eckert dijo en una entrevista que el fallo continuo de las válvulas era un mito: ”
Nos fallaba una válvula aproximadamente cada dos días y conseguíamos averiguar el problema en menos de 15 minutos.
Las válvulas que duraban largas temporadas sin deteriorarse estuvieron disponibles hasta 1948, dos años después de su creación.
La mayor racha sin presentar fallos ocurrió en 1954 cuando operó 116 horas. Sin embargo, la ENIAC fue desactivada un año después, el 2 de octubre de 1955.
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POB/LFJ