
El pasado 6 de marzo la actriz y directora de películas pornográficas Stormy Daniels, cuyo nombre real es Stephanie Clifford, demandó al presidente de los Estados Unidos Donald Trump, sosteniendo que el acuerdo mutuo de confidencialidad sobre un encuentro sexual que habrían mantenido en 2006, 10 años antes de que él llegase a la Casa Blanca, es nulo porque el entonces célebre empresario y showman nunca lo llegó a firmar.
El presidente y sus abogados niegan los hechos. Con todo lo que ha ocurrido alrededor de la Casa Blanca, y a la espera de que se concrete la investigación sobre la trama de la intervención rusa en las elecciones, este puede ser curiosamente el lío legal más importante en el que se encuentre Donald Trump.
Estos son los cinco puntos clave para entender toda esta trama.
La demanda
La demanda realizada por Stephanie Clifford, que en algunos lugares de la demanda aparece como Peggy Peterson (PP) donde Donald Trump aparece como el demandado, también usa el nombre de David Dennison (DD), y el otro demandado es una sociedad limitada de consultoría, Defendan Essential Consultants LLC, con sede en Delaware.
Según el relato de los hechos de la demanda, la señorita Clifford comenzó una relación íntima con el señor Trump, durante el verano de 2006 en el lago Tahoe, y continuó su relación en el año 2007.
A principios de octubre de 2016, cuando se publicó la cinta de “Access Hollywood” en la que Trump hacía comentarios degradantes sobre las mujeres, Clifford buscó la forma de contarlo otra vez su historia. Fue entonces cuando, según la demanda, “el señor Trump, con la ayuda de su abogado, el señor (Michael) Cohen, buscó agresivamente silenciar a la señorita Clifford, y de esta forma ayudarle en la elección presidencial”.
La demanda afirma entonces que la sociedad limitada fue creada por Cohen para ocultar la fuente de la que saldrían los fondos para comprar su silencio.
El acuerdo de confidencialidad
Lo más interesante de la demanda de Clifford, presentada a través del abogado Michael Avenatti, es que incluye como prueba el acuerdo de confidencialidad. Es decir, al pedir a un juez que anule el acuerdo, de hecho ya lo está incumpliendo, pues reconoce su existencia y publica sus términos.
El acuerdo empieza diciendo que PP tiene “información confidencial” que pertenece a DD, específicamente “ciertas fotos y/o mensajes de texto”. PP se compromete a darle a DD todas las copias en todos los formatos, no quedarse con nada que pueda ser propiedad intelectual de DD, no hablar jamás con nadie de lo ocurrido. Si DD siquiera sospecha que PP conserva esa información podrá iniciar acciones legales contra ella. DD jamás hablará del acuerdo, ni reconocerá su existencia.
Ella recibe 130.000 dólares. Él tiene derecho a demandarla por al menos un millón de dólares por cada violación del acuerdo. Las partes acuerdan que cualquier disputa en torno a este acuerdo se resolverá por arbitraje. El árbitro está designado en el contrato y DD es quien elige en qué jurisdicción se realizaría.
Los argumentos de Stormy Daniels
La actriz busca con la demanda la nulidad del acuerdo de confidencialidad. La razón principal es que Donald Trump no lo firmó, y es verdad. El acuerdo tiene tres espacios para firmas: Peterson (Clifford), Essential Consultants y Dennison (Trump). La línea de Trump está vacía. Por tanto, afirma, el acuerdo no es válido. Pero quiere que lo diga un juez.
Aparte, Cohen reconoció el 13 de febrero, que el acuerdo de confidencialidad existía. El mero reconocimiento es una violación del acuerdo, por lo que Clifford estaría liberada para hablar también. En cualquier caso, quiere que lo diga un juez.
Al revelar la forma en que se hizo el pago, Clifford ha desatado otra línea de investigación. Ya hay una denuncia que busca saber si el pago puede constituir una donación ilegal a la campaña de Trump, si lo hizo Cohen, o una violación de las normas de transparencia, si lo hizo Trump, por no haber sido reportado en su momento.
Las consecuencias
Si Clifford mantiene en su poder “textos” e “imágenes” de David Dennison habría violado el acuerdo. Si cumplió en su día con todos los términos del acuerdo, Trump y sus abogados no tienen nada que temer.
La agresividad del abogado de Trump hace pensar que teme que Clifford tenga en su poder algo más que su palabra.
Si la demanda sigue adelante, Trump ya está perdiendo. Lo verdaderamente dañino sería el proceso en sí, el que Trump se puede ver obligado a reafirmarse en su negación de los hechos o admitir públicamente que mintió.
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POB/JMVA