La Organización de las Naciones Unidas (ONU) estima que, anualmente, ocho millones de toneladas de plástico terminan en mares y océanos, incorporándose a las cinco islas de basura identificadas en los océanos Pacífico, Atlántico e Índico.
Por los impactos adversos en la salud, la ecología y la economía que generan las sustancias tóxicas del plástico, éste se considera una amenaza global.
En el artículo “Contaminación ambiental y bacterias productoras de plásticos biodegradables”, investigadores del Instituto de Biotecnología (IBt) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) advierten que la presencia de microplásticos en los mares va en acelerado aumento en el mundo y “representa un peligro para los organismos marinos que sufren daños por ingestión y atragantamiento”.
La ONU prevé que en 2050 habrá más plásticos que peces en los océanos a menos que la gente deje de utilizar artículos de un solo uso elaborados con este material, como las bolsas y las botellas.
Según el Programa de la ONU para el Medio Ambiente (PNUMA), la contaminación plástica está presente en todas partes, desde las playas de Indonesia hasta en el fondo del océano en el Polo Norte y está ascendiendo por la cadena alimenticia hasta llegar a las mesas.
En junio de 2017, más de un millón de personas firmaron una petición para eliminar el plástico de un solo uso en todo el mundo en los próximos cinco años.
El documento fue presentado por el PNUMA en el marco de la Conferencia de los Océanos que se celebra en la sede de Naciones Unidas, como parte de su campaña Mares Limpios que busca terminar con la contaminación marina.
“La contaminación plástica está emergiendo como una de las amenazas más serias para los ecosistemas oceánicos. Los líderes mundiales, los científicos y las comunidades reconocen la necesidad urgente de actuar, pero los impactos de este tipo de polución aún no se comprenden del todo”.
Plásticos de un solo uso, los más contaminantes
Bajo este contexto, científicos oceánicos consultados por la ONU analizaron la Base de Datos de Residuos en Aguas Profundas y encontraron que en 5 mil inmersiones se encontraron más de 3 mil piezas de desechos plásticos, metales, gomas y artículos de pesca.
Además, un tercio de los desechos encontrados fueron macroplásticos, de los cuales 89% eran productos de un solo uso. En exploraciones por debajo de los 6 mil metros, más de la mitad de los desechos eran de plástico, casi todos de un solo uso.
El estudio Huella humana en el abismo: 30 años de registros de desechos plásticos en aguas profundas señala que la contaminación ha alcanzado la “trinchera oceánica más profunda del mundo”, pues una bolsa plástica fue encontrada en la Fosa de las Marianas (al este de Filipinas) a 10,898 metros por debajo de la superficie.
Acciones para cuidar el medio ambiente
Un video que circuló en redes sociales donde se observa cómo una bióloga marina extrae de la nariz de una tortuga un popote, abrió el debate sobre la necesidad del consumo de popotes de plástico.
Una de las características que se menciona es que los popotes de plástico son de uso breve y tardan más de cien años de degradarse.
Se calcula que, si una persona utiliza con frecuencia los popotes, a lo largo de su vida habrá consumido alrededor de 38 mil unidades, que, en su mayoría, irán a rellenos sanitarios o serán arrastrados al medio ambiente contaminando suelo, ríos y mares.
La Conferencia sobre los Océanos 2017 expuso que el océano contiene 18 mil fragmentos de plástico por Km2 y que esos deshechos matan un millón de aves y unos cien mil mamíferos de 600 especies marinas.
Es por esto que el PNUMA propuso que el uso de popotes quede restringido para quienes tengan un problema de motricidad, ya que en condiciones normales de salud no es indispensable.
El 17 de abril de este año, en México, la Cámara de Diputados aprobó reformas a la Ley General para la Prevención y Gestión Integral de los Residuos para disminuir el uso de popotes en establecimientos de alimentos y bebidas.
La reforma fue enviada al Senado para su aprobación.
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POB/LFJ