
La urgencia de contar con una Ley de Seguridad Vial en el país se hace inminente ante los decesos de peatones que en los últimos días han sido víctimas de la arbitrariedad, intransigencia y falta de responsabilidad con la que se conduce en todo el país.
El caso más reciente, la muerte de Emmanuel Vara Zenteno, movilizó a la comunidad ciclista de todo el país, quienes elaboraron una detallada carta dirigida al Presidente Electo Andrés Manuel López Obrador solicitando tener una legislación en la materia con la finalidad de prevenir, aplicar la ley y bajar la incidencia de accidentes contra peatones.
El problema es muy grave, pues cuando analizamos todos los frentes de esta problemática, se hace evidente nuestra propia responsabilidad como sociedad que carece de esta cultura vial no sólo para los ciclistas, sino en todos los sentidos.
En un crudo análisis de nuestras actitudes, ¿cuántos de nosotros nos quejamos de “esquivar” a un ciclista o motocilista cuando conducimos?
¿Cuántos cicilistas zigzaguean en el tráfico sin usar las ciclopistas y circulando por los carriles para autos y transporte público?
¿Me pregunto cuántos respetamos el paso de peatones? ¿Cuántas escenas protagonizamos u observamos al lanzar casi el auto para apresurar a los peatones sin evitar decirles o gritarles que “se sienten de hule”?
A cuántos nos ha ocurrido que, como peatones, cruzamos con toda lentitud incluso dando la espalda a los conductores para argumentar que no nos damos cuenta que ya cambió el semáforo a luz verde y la frase favorita es “que se esperen”.
¿Cuántos choferes del transporte público van texteando o hablando por celular a la hora de conducir?
¿Qué filtros se aplican para evitar la contratación de menores de edad como conductores de unidades del transporte público?
¿Existe alguna capacitación para los choferes del transporte público?
Como conductores, ciclistas, peatones o autoridades tenemos que asumir responsabilidades en nuestros distintos roles.
El gremio de los transportistas también vive su propio infierno con una evidente impunidad con la que se otorgan concesiones, se contrata personal y sin ninguna regulación se designan tiempos y rutas de circulación.
Esta es una problemática nacional que ha detonado de manera desafortunada la pérdida de vidas donde mucho tienen que ver la falta de una legislación y la mala planeación en las rutas del transporte público.
Este fin de semana, una mujer de la tercera edad fue atropellada en el Bulevar 5 de Mayor por la ruta 3.
Es indignante que algunos funcionarios sigan anteponiendo los negocios en todos los niveles, construyendo ciclopistas mal planeadas y abriendo nuevas rutas sin hacer un diagnóstico real del crecimiento urbano y de la movilidad que hoy demandan las grandes capitales del país.
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POB/PSC