
Lo mejor que tiene Roma es que, cualquiera que sea su edad, se va a identificar. No hay mucho margen, es el retrato de México de todas las épocas. Todo es pertinente en la narrativa de Alfonso Cuarón y a usted le pasa lo que él busca que le pase.
De la infancia, todos tenemos recuerdos; pero hay de dos: los nuestros y los de otros. Es decir, lo que yo recuerdo que pasó y lo que los demás me dicen que pasó.
Alguna vez que visité al psicólogo, me preguntó si tuve problemas de aprendizaje en la primaria, le contesté que no lo recordaba y él dijo rotundamente: “entonces no”. Su razón fue que, de haberlos tenido, mi propia familia los habría recalcado a cada rato, cosa que no pasó.
Sin embargo, en otro contexto, sí tengo un recuerdo de cuando mi mamá me llevaba a jugar al parque frente a la casa, con los animales de piedra. Me subía a una especie de elefante, yo llevaba un suéter blanco –tejido por ella–, pantalón azul marino y zapatos negros. A ella le sorprende que lo recuerde, porque de acuerdo a su propia memoria, esa actividad la hacíamos antes de que me metiera a la escuela, antes de los 2 años de edad.
Hoy mismo, más de 30 años después, puedo llevarlos al parque y animal exacto, donde jugaba.
Otro recuerdo, igualmente vago pero presente, estar esperando en los hombros de mi papá, el inicio de una marcha en la esquina de la 25 Poniente y 5 de Mayo, hacia el centro de la ciudad. Fuimos caminando durante el bulevar para protestar porque el sistema se había caído en las elecciones de 1988.
En esos años, mi padres tenían su centro de trabajo muy juntos uno del otro. Los separaba una puerta del primer piso de un edificio de la facultad de Economía de la BUAP. Ella era secretaria y él era profesor.
En una ocasión, estábamos en las mesas de afuera del Hotel Royalty, era media tarde, mi mamá pedía al mesero, a mi papá recién le acababan de bolear los zapatos y ahora el turno era de su amigo Jaime Ornelas. En eso pasaba una manifestación, tranquilo todo por segundos y de pronto todo fue caos.
Gente corriendo, mesas volando, todos gritando. Era una marea humana que venía desde Avenida Reforma hacia Juan de Palafox. Nos metimos al restaurante. Mi mamá le gritaba a Jaime para que dejaran de bolearle y se metiera. Se oía cómo tronaban cosas. Hubo balazos y uno de los presentes afirmaba haber visto francotiradores. Eran épocas muy rudas en la universidad.
Hugo Sánchez, el futbolista, en su mejor momento en Europa, vino a México y a Puebla, a repartir balones. Después de horas de espera, salió del balcón principal del Palacio del Ayuntamiento y los pateaba para todas direcciones y todos nos desvivíamos por tenerlos. Ese día me perdí entre la multitud y… no lo recuerdo. Me lo contaron.
Mi papá dio varias vueltas a la plaza, porque el jaloneo era tal con las personas que no podía pararse. Finalmente me pudo tomar de la mano y me cargó. No lo registré, así debe haber estado el impacto que preferí omitirlo.
Regreso al título, sobre por qué nos debe gustar Roma de Alfonso Cuarón. Ahí está retratado el juego con el granizo; los primeros planos de un padre que no dejaba de fumar, los momentos históricos y parteaguas; la cotidianidad, el amor y la ternura y muchas más cosas evidentemente. Ahí Cuarón, aquí yo recordando algunas y usted, lector, deberá tener su “Roma”.
Usted lector, deberá tener sus recuerdos y recordatorios que lo marcaron, que hicieron que su vida sea como es. Contextos históricos y contextos más íntimos. Situaciones que lo hacen ver la vida del modo en que la ve.
En su vida pueden existir los mismos personajes que en la de Cuarón, pero con diferentes roles o pesos, puede haber vivido momentos similares y todos, tienen que ver con quien hoy es usted.
Ahora que estamos terminando un año, pero no ciclos… ¿cuál será la Roma de nuestras autoridades? Qué circunstancias tienen en su haber Claudia, Martha, Alejandro, Rodrigo, José Juan, Gabriel, Marcelo, Rafael, Andrés Manuel…
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Juan Carlos Sánchez Díaz es un periodista multimedia, director de Poblanerías.com y docente universitario. Ha colaborado en diversos medios y agencias de noticias nacionales e internacionales, así como en conferencias. Es Diplomado en Periodismo de Investigación por el CIDE; Master en Periodismo y Comunicación Digital por la UAB y Maestro en Comunicación y Medios Digitales por la UDLAP.
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POB/LFJ