Habían pasado apenas tres días del asesinato de Carlos Domínguez Rodríguez en Tamaulipas, cuando Juan Carlos Yáñez Osornio dijo haberse encontrado en la ciudad de Pachuca, Estado de México (sic) con otros dos hombres, Adrián y David, quienes le confesaron sin más, que ellos habían matado al periodista, pagados por “El Rorro” Jorge Alfredo Cantú García, tío del ex presidente municipal de Nuevo Laredo, Carlos Cantúrosas.

Adrián, David y tres personas más están recluidas desde hace 15 meses por el testimonio de un único testigo, Juan Carlos Yáñez Osornio, quien estuvo preso en 2015 por secuestro y tortura; y su abogado defensor en aquel entonces, Natanael Isaí Castelán Iturría es hoy director general de Procedimiento Penal y Acusatorio Oral de la procuraduría tamaulipeca.

El 31 de enero de 2018 (dos semanas después del asesinato), Castelán Iturrñia ordenó cambiar al agente del Ministerio Público responsable de la investigación y a partir del 1 de febrero de 2018, Ramón Gómez Ochoa fue el nuevo agente del Ministerio Público que recibió la carpeta de investigación 52/2018 y se le asignó la nueva identificación del caso como COORDVIC/02/2018 para continuar con la investigación por el homicidio de Carlos Domínguez Rodríguez.

Por “entregar” a los asesinos materiales de Domínguez Rodríguez, el supuesto testigo de la procuraduría, habría recibido una recompensa de dos millones de pesos.

El mismo 13 de enero de 2018 a las 19:00 horas el gobernador Francisco García Cabeza de Vaca había prometido que el crimen del periodista no quedaría impune.


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Una detención a más de 600 kilómetros de distancia

Pasaron las semanas; la tarde del 28 de marzo de 2018 en Guadalupe, Zacatecas, Jhajaira estaba en casa luego de haber atendido el pequeño negocio que tiene. Su marido llegó de hacer ejercicio y luego de un breve saludo se desvistió para meterse a bañar.

Parecía un día normal, como lo había sido desde que Adrián comenzó a trabajar como transportista. Ahora veía más a su familia.

Mientras su marido se metía al baño, Jhajaira escuchó de repente ruidos de automóviles y personas que gritaban. Se asomó por la ventana y vio varios autos y camionetas, todos blancos, de los que bajaron hombres armados que fueron a tocar a su puerta… Iban por Adrián.

Ella recuerda que los hombres armados entraron con violencia a su casa gritando -“¡está armado, está armado!”-, pero aún no entendía lo que pasaba, hasta que uno de ellos, sin identificarse, le exigió que presentara a su marido.

Adrián Montes Fernández salió del baño y así desnudo lo subieron a uno de los vehículos y se lo llevaron.

“Llévale ropa a tu marido”- le dijo otro de los sujetos.

En ningún momento se identificaron ni le mostraron orden de aprehensión alguna; Jhahaira no supo si eran policías de Zacatecas, federales o si venían de Tamaulipas.

Desde entonces Adrián y su amigo David Mejía Bravo, se encuentran presos en un reclusorio de Tamaulipas, señalados por un único testigo de haber asesinado en Nuevo Laredo al periodista Carlos Domínguez Rodríguez, el 13 de enero de 2018; supuestamente por órdenes de Jorge Alfredo Cantú García, tío del ex alcalde de esa ciudad Carlos Cantúrrosas, enemigo político del actual gobernador panista Francisco García Cabeza de Vaca.

Jhahaira dice que la Procuraduría General de Justicia del Estado de Tamaulipas miente y que a su marido lo encarcelaron como “chivo expiatorio”. Ella jura que el 13 de enero de 2018, Adrián Montes estaba con ella en Zacatecas, a 670 kilómetros de distancia, estaban en una reunión familiar y varias personas pueden corroborarlo.

La procuraduría de Tamaulipas no ha entregado pruebas que demuestren que Adrián viajó a Nuevo Laredo en esas fechas.

También, en marzo del año pasado, fue detenido Jorge Cantú García y otros tres periodistas acusados de estar relacionados con el asesinato de Domínguez Rodríguez.

El pasado 14 de abril de 2019, uno de los periodistas apresados, Gabriel Garza Flores, murió cuando era trasladado a un hospital. Los testimonios de sus familiares dicen que le negaron atención en la torre médica del penal y que pudo haberse salvado.

Juan Carlos… el testigo

El 21 de enero de 2015, cuando Juan Carlos Yáñez Osorio era delegado de la Policía Acreditable en el municipio de Apizaco, Tlaxcala, fue detenido junto con otros elementos policiales, acusados de dedicarse al secuestro.

El 24 de marzo de ese mismo año sus abogados Natanael Isaí Castelán Iturría y Jorge Alberto Lara Rivera pidieron al gobernador priísta Mariano González Zarur que interviniera en lo que dijeron se trataba de un caso en que estaban fabricando culpables.

Ambos abogados trabajaron en la Procuraduría General de la República en los tiempos en que Genaro García Luna fue titular de esa dependencia. Lara Rivera fue incluso subprocurador de la PGR.

Castelán Iturría es hoy director general de Procedimiento Penal y Acusatorio Oral de la procuraduría tamaulipeca, que encabeza Irving Barrios Mojica, quien también trabajara en la PGR de García Luna.

Barrios Mojica era coordinador de fiscales de la Subprocuraduría de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada (SIEDO) y en 2014 fue acusado de tortura y fabricación de culpables para conseguir testimonios que inculparan a varias personas relacionadas con el famoso “michoacanazo”, cuando el gobierno de Felipe Calderón Hinojosa ordenó el encarcelamiento de presidentes municipales en Michoacán, supuestamente relacionados con el crimen organizado, esto en 2009.

La cercanía entre Castelán Iturría y Juan Carlos Yáñez, consta en los documentos legales del caso en que se vieron involucrados en Tlaxcala en 2015.

Por haber dado información para capturar a Adrián Montes y David Mejía, Yáñez Osornio habría cobrado los dos millones de pesos de recompensa que ofreció el gobernador tamaulipeco García Cabeza de Vaca, quien propuso como procurador estatal al ex funcionario de la PGR Barrio Mojica.

El testigo asegura que el 16 de enero de 2018 tanto Montes como Mejía le confesaron que mataron por encargo al periodista Carlos Dominguez. En el testimonio da cuenta de que la confesión fue durante una charla que tuvieron los tres en la ciudad de Pachuca, Estado de México (sic).

Lo único que relaciona hasta ahora al testigo con los inculpados es que son originarios de Tlaxcala.

Desde el penal donde está recluido, Adrián le confesó a su esposa que recibió la visita de agentes ministeriales de Tamaulipas, quienes le dijeron que iba a ser culpable del asesinato del periodista.

“…Ya te chingaste, es por orden del gobernador y del procurador que te acusemos por la muerte del periodista Carlos Domínguez Rodríguez porque no quieren quedar como pendejos ante los medios de comunicación, por lo que mejor confiesa que lo mataste y te podemos bajar la pena de prisión…”, le dijeron a Adrián, de acuerdo con su esposa.

 

POB/JMVA