La oportunidad para las mujeres en el cine, está reducida a la actuación, a veces a la producción y pocas veces a la dirección. Y no es estar en contra de las dos primeras, ni hacer menos a quienes las realizan; sino que, quienes tratan de incursionar en la última, tienen que enfrentar las mismas barreras de machismo y otras más de misoginia.
Astrid Domínguez es una joven, mas no inexperta, directora mexicana de cine. Su paso por la industria publicitaria y su desempeño, hablan de cómo sabe hacer las cosas. Ha sido galardonada por sus producciones y más recientemente, por escribir y dirigir Las Desaparecidas; que actualmente se encuentra de gira en diversos festivales, como Shorts México en CDMX y Latinx & Hispanic Cinema festival.
Una historia de feminicidios, desapariciones e impunidad, que hace que una madre busque a su hija. Las Desaparecidas hacen que la gente se quede pasmada. En la reciente exhibición que tuvo en Puebla y Atlixco, al finalizar la proyección, las personas aplaudían incómodas, pero al comentar, se desahogaban, y algo parecido ha sucedido en el resto de las demostraciones, comenta Astrid.
Fuck el patriarcado
Así se lee la playera roja con estampado amarillo y letras negras que porta el día de la entrevista, palabras serias de un emblema que repudia un sistema de opresión. Además, un saco negro, color serio que enmarca el mensaje; no pasa desapercibido. Es una postura clara.
El feminismo, un movimiento social y político que busca la igualdad de derechos entre mujeres y hombres, así como la eliminación de la discriminación de género en todas sus formas, está dentro de su obra.
¿Cómo empezaste? es la primera pregunta. Y habla de sus anhelos y objetivos, al tiempo que imagina que su carrera no estaba tomando el rumbo que quería. Empezó de asistente de dirección, migró a Estados Unidos, regresó a México, hacía comerciales y de pronto un giro, algo no le acomodaba.
No estaba contando lo que quería y no era un asunto de sueños realizados, sino de necesidades. “A la mujer no se le permite…” y enlista una serie de desaires, bloqueos, actitudes, y trabas que hace un sistema que nomas no se quiere acostumbrar a una mujer dando órdenes.
Astrid es crítica, sabe hacia dónde quiere ir y cómo se tiene que dar vuelta al timón. Definitivamente no se le cierra el mundo y es especialista en encontrar la respuesta adecuada a la meta que se propone.
Es necesario re inventarse a veces. Por ejemplo, tomó sus ahorros para poder hacer una maestría en Australia, siendo estudiante, es mejor pedir apoyos que solo siendo un profesionista que quiere cambiar de giro.

Aun así, seguía remando contra corriente. Además de lo ya mencionado, ahora lidiar con la gente que piensa que el cine no se debe estudiar, sino hacer. Ella puede probar que sí es necesario, aunque no le gusta generalizar, porque afirma que hay gente talentosa que no necesita pasar por el aula, los estudios hacen que el talento se trabaje.
Escuché a las personas equivocadas
Muchas veces se le tiene miedo al fracaso. Otras veces, las personas que de quienes nos rodeamos, no dicen las cosas adecuadas para motivarnos. “Es no no eres Kubrick”, le dijeron. Ahí es cuando la preparación para desarrollar el talento es importante, como ella comenta.
Ahí es cuando se puede fracasar con dignidad, haciéndolo con intentos en lugar de fracasar sin siquiera haberlo intentado.
Es consiente de las dificultades. “Escribir y contar es como mostrarle los chones a la gente y que te digan –guácala–”. No hay fórmula exacta para ser creativo, es un proceso muy persona, afirma.
Pareciera un ciclo negativo, un círculo vicioso en el que otra característica es negarse a trabajar en equipo y en cine, eso es básico.
Llevarse bien con la gente, colaborar, administrar la propia energía y tener respeto por el tiempo creativo, son consejos que emite para que los demás puedan llegar s sus metas.
Así, con el paso del tiempo, se pueden encontrar equipos de personas que compartan ideales, intereses e historias, para poder contarlas.
Escribir y contar es como mostrarle los chones a la gente y que te digan –guácala–

La sociedad es la psicópata
Astrid define a un psicópata como alguien que no siente empatía por los demás, solo por sí mismo, y que así funciona muchas veces las sociedad, al mostrar desinterés por los problemas sociales y se acentúa con los graves.
Las Desaparecidas ya ha recorrido varios países y en el extranjero les impacta, simplemente no lo pueden creer, incluso por una característica de “normalización” al respecto que se tiene en México.
“No nos estamos dando cuenta del daño”. Desde las clases de civismo en las escuelas, el acceso a la justicia, que no se está exigiendo. Esa pasividad es la que indigna a Astrid y por eso cuenta y contará las historias como lo hace.
Le interesa generar enojo e indignación por cómo viven las mujeres, que ahora al revés, exista empatía al respecto.
En la generalidad de problemas que existen en México, el acoso, abuso y supresión de derechos, son los más recurrentes; la normalización de los ataques, incluso sistemáticos hacia ciertos sectores de la población.
El estandarte de Astrid es picar a la sociedad para que reaccione. El tema es no quedarse callados, solucionar problemas y no ocultarlos.
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POB/JCSD