La doctora Indiana Torres Escobar, responsable de la Academia de Infectología de la Facultad de Medicina de la BUAP, comentó que la utilización de plasma de convalecientes representa una ruta para tratar a pacientes con SARS-CoV2.
En 2003, declara la doctora que se empezaron a registrar investigaciones sobre esto y se mostraron resultados variables, pero prometedores, cuando apareció el primer SARS.
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¿Cuál es la técnica del uso del plasma?
Una persona cuenta con dos tipos de inmunidad: la natural y la artificial, que pueden ser activas o pasivas; la natural pasiva es con la que nacemos ya que se transmite de madres a hijos, mientras que la natural activa se produce cuando una enfermedad se desarrolla y se generan anticuerpos cuando el organismo la reconoce.
De la artificial activa, un ejemplo claro son las vacunas, ya que después de aplicarlas se generan anticuerpos. En tanto, la artificial pasiva es en la que los anticuerpos se pasan directamente, es aquí donde entra el plasma de convalecientes.
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“En teoría, al tener los anticuerpos del plasma de una persona que padeció la COVID-19, se podrían emplear para prevenir y para tratar, pero realmente se está utilizando para reducir la mortalidad al tratar a pacientes graves con el plasma de pacientes que ya vencieron la enfermedad. Parte de la inmunidad que se generará a mediano o corto plazo, que da la posibilidad de neutralizar el virus, evitando que se replique”, declara la doctora.
Permanecen las investigaciones
El problema del plasma radica en los anticuerpos neutralizantes que no son desarrollados en la misma cantidad por todas las personas que tuvieron la enfermedad, en ese sentido las cantidades de plasma y el mejor momento de aplicación no están todavía establecidos, por lo que se han desarrollado diversos protocolos.
Con relación al SARS-CoV-2, aseveró que el 20 de febrero de este año se dio a conocer por primera vez la asociación del uso del plasma de pacientes convalecientes con una reducción importante de la carga viral, además de modificaciones en el impacto que el virus tiene en el aparato respiratorio y sobre las citocinas, que son la respuesta inflamatoria que el organismo tiene a partir de la inserción con el virus.
¿Cómo se obtiene el plasma?
Para conseguir el plasma, hay que realizar un procedimiento llamado aféresis, el cual consiste en introducir en una maquina la sangre que se extrajo y separar el componente elegido a través de un centrifugado, el resto se vuelve al donante.
La doctora estima que se obtienen entre 400 y 600 mililitros de plasma por paciente, el cual podría ser utilizado para dos o tres personas, dependiendo la cantidad que se vaya a transfundir.
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Los protocolos implican que los donantes deben estar recuperados de COVID-19, a fin de garantizar que ya no son portadores del virus. Asimismo, deben tener anticuerpos suficientes para ser utilizados; también garantizar que en los laboratorios donde se recolecte el plasma haya médicos que traten COVID-19, quienes deben pedir la autorización a pacientes y familiares, además de vigilar la protección de los receptores del plasma, a fin de evitar que adquieran otro tipo de contagios.