Abraham Villatoro Tello, egresado de las facultades de Ciencias de la Electrónica y Ciencias Físico Matemáticas de la BUAP, ha participado durante cinco años en los trabajos de los detectores para la experimentación de altas energías, ACORDE y AD, partes vitales del Experimento ALICE del Gran Colisionador de Hadrones (LHC), de la Organización Europea para la Investigación Nuclear (CERN), el corazón mundial de la investigación de física de partículas.
Radicado en Vaasa, Finlandia, donde desde hace un año y cuatro meses se desempeña como miembro del equipo de I+D de la empresa Sensinite, desarrollando nuevas tecnologías para detectores de radiación de gran superficie, con más de seis años de experiencia profesional en diseño de hardware electrónico, instrumentación y programación de FPGAs para experimentos de Física de Alta Energía (HEP), recuerda que el inicio de su vocación por la ciencia y la tecnología fue desde temprana edad.

En su último semestre de la licenciatura, mientras realizaba su tesis sobre control de robots manipuladores, asesorado por el doctor Fernando Reyes Cortés, académico de la Facultad de Ciencias de la Electrónica de la BUAP, el doctor Guillermo Tejeda Muñoz, lo invitó a estudiar la Maestría en Física Aplicada, donde conoció al doctor Arturo Fernández Téllez, fundador de Física de Altas Energías, y responsable desde hace 18 años del grupo de científicos de la BUAP en el CERN, en Ginebra, Suiza.
“Tuve la suerte de que cuando entré al Laboratorio de Altas Energías de Físico Matemáticas, el equipo del doctor Fernández Téllez ya estaba bien establecido en el CERN y a cargo, junto con el grupo de México, del detector ACORDE en el Experimento ALICE. Un año después de mi llegada, se comenzó a desarrollar el detector AD. Por toda la experiencia que teníamos, entendíamos el funcionamiento del detector, y al iniciar el tercer semestre de la maestría, al doctor Luis Alberto Pérez y a mí nos mandan un año completo al CERN, a hacer la actualización del detector en 2014”, añade.
El egresado consideró que, la vida en Ginebra, en un país distante de México como lo es Suiza, con el desafío de hablar otro idioma, interactuar con otras costumbres y una comida diferente, fue un reto mayúsculo superado con la ayuda de la familia y los amigos, quienes, a casi 10 mil kilómetros de distancia, lo apoyaban en su incursión en uno de los centros de investigación con mayor renombre a nivel mundial.
“Cuando terminamos la maestría, a finales de 2014, regresamos a México a graduarnos, y por todos los méritos obtenidos nos invitaron a entrar directamente al Doctorado en Física Aplicada; una vez aceptados en este posgrado, nos dijeron: ‘necesitamos que regresen al CERN para que todo esté funcionando perfecto’. Entonces me volví experto y coordinador de Ejecución del Sistema del Detector de Rayos Cósmicos ALICE (ACORDE)”.
Mientras permanecía trabajando en el CERN, a la par de concluir el Doctorado en Ciencias en la Facultad de Físico Matemáticas, Abraham Villatoro Tello, recibió la invitación del doctor Risto Orava, profesor en la Universidad de Helsinki, Finlandia, para colaborar en la empresa Sensinite, dedicada al diseño de detectores de radiación, encaminada a cuestiones de seguridad.

Así, una vez concluido el doctorado en marzo de 2019, con la tesis Detección y discriminación de eventos difractivos con ALICE-LHC en el CERN, viajó a Vaasa, para integrarse a la compañía que busca innovar tecnológicamente a través de módulos detectores para vehículos blindados, cribado de contenedores marítimos, wearables o drones robóticos.
Desde su nuevo hogar, Abraham Villatoro Tello enfatiza su sentido de pertenencia a la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla y el alto perfil de su formación académica, que le ha permitido estar a la par de los mejores investigadores en el campo de la física de altas energías, como lo demostró en el CERN durante su estadía de cinco años.
“Las dos facultades de las que vengo, Ciencias de la Electrónica y Ciencias Físico Matemáticas de la BUAP, son muy reconocidas a nivel nacional e internacional. Uno a veces se espanta cuando escuchamos nombres de universidades de Estados Unidos o de Reino Unido, pero cuando llegas a lugares como el CERN, escuchas a gente que dice: “aquí todos somos estudiantes, estamos aprendiendo, todos somos competentes”.
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POB/LFJ