
Tras 35 años en el poder, Yoweri Museveni permanece como líder tras vencer en las elecciones presidenciales de la República de Uganda. Sin embargo, los resultados son cuestionados por la oposición de jóvenes frustrados y deseosos de un cambio.
A los comicios se presentaron 11 candidatos, la votación se realizó el 14 de enero con un sistema de boletaje. Para ganar debía obtener el 50 por ciento y ser ratificado por la Comisión Electoral de Uganda.
Los dos candidatos con mayor apoyo popular fueron Yoweri Museveni, por el Movimiento de Resistencia Nacional; y Bobi Wine, por la Plataforma de Unidad Nacional, quien era conocido como músico y hoy encabeza el mayor movimiento de oposición del viejo régimen.
Una vez concluido el sufragio el juez de la Comisión, Simon Mugenyi declaró ganador el 16 de enero a Museveni. Esto provocó que Wine demandara en su Twitter estar cansado de vivir en una dictadura y usó el hashtag #WeAreRemovingADictator (Estamos derrocando a un dictador).
Tras llegar al poder en 1986, Museveni comenzaba a gobernar de una forma dictatorial y así fue reconocido por los países en sus primeros años. De manera análoga después de la primera elección de 2001, reformó la Constitución para eliminar los límites a los mandatos consecutivos.
La irritación del líder africano de oposición no surgió solo por haber perdido en este proceso electoral; sino, por las múltiples complicaciones y trabas que enfrentó por parte del gobierno de Uganda para frenar su movimiento.
La votación había sido prevista para el 26 de diciembre del 2020, debido a la propagación del covid 19 el gobierno decidió poner en cuarentena a 10 ciudades. Es necesario subrayar que estas ciudades fueron elegidas de manera estratégica, ya que la oposición tenía una mayor presencia.
Durante la campaña Wine presenció detenciones de miembros de su partido y la muerte de 54 personas en disturbios producidos durante las 11 detenciones hacia su persona sin fundamento.
Por si fuera poco, el gobierno redujo el acceso al internet en todo el país y solicitó a YouTube la cancelación de 14 canales a favor de la campaña de Wine. Dado que la mayoría de los seguidores del opositor son jóvenes y las plataformas eran la única manera de interactuar.
Los sentimientos que reinan dentro del país africano volvieron el proceso electoral en un ambiente tenso puesto que un sector de la población veía la oportunidad de cambiar y mejorar el estado actual del sector saludo o de educación.
A causa de las manifestaciones, Museveni mencionó que cualquier tipo de acto que impugne los resultados electorales se considerará traición a la patria. Esto es preocupante, ya que medidas radicales como estas pueden generar muchos muertos solo por manifestarse.
Algo a considerar es que la población total de Uganda es de 44 millones de personas, de ellas, tres cuartos tienen menos de 30 años y no han tenido otro presidente. Esto nos refleja la importancia del peso político que tiene la población joven, no vista en otros periodos históricos.
A diferencia de las décadas de los 70 y 80, la población actual cuenta con una mayor actividad en las redes sociales. Gracias a esta herramienta, los seguidores de Wine podían documentar, en Twitter y Facebook, los actos hostiles en contra de su movimiento.
La validez de las elecciones ya está siendo cuestionada no solo por los ugandeses, sino también por la Unión Europea declarando su preocupación hacia el “acoso a líderes opositores” y pidiendo calma dentro del país.
Todo esto nos enseña que los regímenes de figuras dictatoriales ahora enfrentan a una oposición con una manera de informar más rápida, haciéndola más eficiente y ganando aliados en el exterior.
Los jóvenes ugandeses ya tienen diferentes aspiraciones, una óptica distinta y diversos retos. Los tiempos cambian y sin duda estos ánimos pueden convertirse en una olla de presión que tenga una resolución catastrófica.
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