
En la esfera internacional se debate acerca del uso de los Bitcoin como forma de pago y transferencia bancaria para remplazar el dinero en el futuro. Sin embargo, la cantidad de energía que se usa para la creación de esta criptomoneda la pone en tela de juicio.
Las criptomonedas son efectivo digitalizado usado para comprar bienes, pero a diferencia del capital convencional no depende del gobierno o banco central. En cambio, es contabilizado por la comunidad y el valor de la moneda radica en la confianza de las personas en el sistema.
La comunidad del Bitcoin ha crecido en los últimos años. Para muchos expertos financieros, este tipo de moneda virtual podría convertirse en los fondos preferidos para el comercio internacional y cambiar el rumbo de la historia del dinero.
El Bitcoin cuenta con algunas ventajas que lo han vuelto famoso, como la rapidez en las transacciones, contra la falsificación, la localización simultánea, entre otras ventajas. Gracias a esto, el Bitcoin ha ganado terreno en la confianza de los empresarios.
Elon Musk invirtió a través de la compañía de autos eléctricos, Tesla, 1,500 millones de dólares en el activo digital dándole plusvalía dentro del mercado. No obstante, se ha señalado que la creación de esta moneda digital requiere cuantiosas cantidades de energía eléctrica.
Esto se debe a que algunos usuarios participan en la labor de extraer bitcoins, verificando a través de computadoras las transacciones realizadas por la comunidad y como recompensa, los cibernautas reciben de paga los bitcoins.
Para aumentar las ganancias, los internautas conectan una gran cantidad de sistemas de informática con la finalidad de aumentar la probabilidad de conseguir bitcoins. Los sistemas están encendidos día y noche para rastrear de manera completa las transacciones y obtener el beneficio.
Te recomendamos: El movimiento de las reformas digitales
De acuerdo al experto en temas eléctricos de la universidad de Cambridge, Michel Rauchs, la actividad en conjunto de los usuarios que extraen los bitcoins genera un mayor consumo de energía que países como Finlandia, Suiza, Argentina, al año.
Esto es realmente preocupante, ya que la gran mayoría de la electricidad que se produce en los países aún se basa en los combustibles fósiles y por consiguiente contribuye al aumento de la huella del carbono en la capa de ozono.
Por lo tanto, el Bitcoin se encuentra en un punto de inflexión; la tendencia monetaria nos dice que el futuro estará en el dinero electrónico; de hecho, la tesorería de Estados Unidos tiene en mente el desarrollo de un dólar digital para iniciar gradualmente con esta modalidad.
A pesar de todo, si este movimiento no plantea los factores del futuro, será muy difícil que prospere y solo quede como una buena idea. La crisis ambiental es sin duda el tema más importante dentro de la agenda internacional.
El Acuerdo de París –como otros acuerdos ambientales– estipula avances para un futuro sostenible y una configuración de la economía con bajas emisiones de carbono. Por tanto, el Bitcoin no cumpliría con los estándares del futuro verde.
Por consiguiente, la focalización de energía tendría que estar reubicada en países que cuenten con energías limpias o energías renovables y así evitar el incremento al daño del medio ambiente. De esta manera, los bitcoins podrían tener una visión a futuro y aumentar su confiabilidad.
Además, estas energías tendrán una mayor rentabilidad en el negocio de los usuarios que extraigan bitcoins en comparación de los que usen energías provenientes de los combustibles fósiles, dado que, las computadoras usan procesamientos de enfriamiento que demandan una gran cantidad de energía.
El mundo está caminando hacia las energías de cero emisiones de carbono, países como Estados Unidos o regiones como la Unión Europea tienen dentro de sus agendas llegar a la neutralidad del carbono para el año 2050. Es por eso que, el tema ambiental es prioritario para cualquier proyecto a futuro.
Pueden contactarme en Twitter, a través de:
Antar Mendoza Aragón es internacionalista por la UDLAP, vicepresidente de Somos Naciones en México A.C. y colaborador del COMCE Sur. Le gustan los libros de historia universal, poesía y tecnología. En sus pasatiempos toca la guitarra acústica. Es un mexicano comprometido en el desarrollo de un mejor futuro.
—
POB/LFJ