OPINIÓN: Los saqueadores universitarios

La grilla universitaria debe ser de ellos y gestarse en sus entrañas y pasillos sin la mano opresora de los inquilinos de casas gubernamentales.

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Las universidades públicas y privadas han visto vulneradas sus autonomías desde sus entrañas.

La convulsión recientemente vivida en la Universidad de las Américas (UDLAP) da cuenta de ello, más allá de los excesos de una familia o de un gobierno.

Bien vale ahora, retomar la atención en la máxima casa de estudios, sobre todo por los meses de intensa política universitaria que están por venir para la elección del nuevo rector en la BUAP.

La benemérita es el ícono de esa libertad universitaria que ha revolucionado tiempos y etapas en la querida Puebla.

Sin embargo, la BUAP no se puede entender sin todas las ligas y nexos internos que nos llevan a mirar sus historias buenas y malas en diferentes tiempos y espacios.

Su excelencia académica nunca estará a prueba, pues es y seguirá siendo esa máxima casa de estudios, desde donde se siguen dando logros y orgullos académicos y universitarios.


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No por lo anterior, podemos ignorar que la BUAP ha servido de caja chica a gobiernos, políticos, medios de comunicación y funcionarios que han echado mano del erario universitario, para crear negocios, financiar campañas, emplear familias, crear institutos, empujar becas y hasta crear medios de comunicación.

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La grilla universitaria debe ser de ellos y gestarse en sus entrañas y pasillos sin la mano opresora de los inquilinos de casas gubernamentales.

La Universidad Autónoma de Puebla está en la víspera de vivir tiempos de mucha movilidad política que debe llevar a conocer muy bien a quienes aspiren a la rectoría.

Y cuando digo conocerlos bien no sólo es que nos presuman su aristocracia universitaria, trayectoria o antigüedad, sino que sepamos, si ellos o sus familiares han hecho negocitos con Gobiernos.

Son tiempos donde la BUAP también exige cambios revolucionados en quienes puedan ser serios aspirantes a la rectoría que en los próximos meses dejará Alfonso Esparza.

El empuje universitario debe poner atención pues sería muy alentador el arribo de una “Minerva” como señal de los nuevos tiempos.

Abrir espacios a las mujeres universitarias es un gran reto que han consolidado muchas, desde la academia pura y el trabajo real en las aulas, sin necesidad de ampararse en las amistades con gobiernos o parejas presidenciales.

Faltan meses pero sería más que atractivo ver a una mujer de academia liderar y empujar las preferencias de las universitarias.

En lo personal admiro y respeto la trayectoria de la doctora Lilia Cedillo, una mujer que sin necesidad de grillas gestadas en columnas desgastadas, está en lo suyo, el trabajo universitario.

Las universidades deben vivir procesos de elección realmente democráticos, donde no influyan esos pagos de facturas que desde sus entrañas, se validan para lanzar candidatos movidos por la ambición de mantener las becas, los negocios familiares, los institutos patriarcales y los financiamientos a modo.

La BUAP se merece liberarse de tantos saqueadores universitarios.


POB/RPC