Los micromachismos son una forma de violencia que se presentan en la vida cotidiana de hombres y mujeres; identificarlos y erradicarlos son objetivos de las nuevas masculinidades.

Empezaremos definiendo qué son las masculinidades y por qué hay unas “nuevas”. La masculinidad no es algo biológico o algo con lo que se nace, más bien es un concepto construido socialmente a partir del contexto, época y cultura.

“Las masculinidades son varias, diversas y cambiantes”, explica Anna María Fernández, profesora de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), pues existen muchas formas de ser hombre, dependiendo de su extorno y contexto social, así como también cambian sus formas de expresión.

Por su parte, las nuevas masculinidades o masculinidades emergentes, buscan reconocer y terminar con el modelo de “masculinidad hegemónica”, que se refiere al “típico hombre heterosexual, proveedor, fuerte, formal, poderoso, insensible, etc…” y abrirlo a conocer las otras formas de mostrar la masculinidad.

Lee también: Salud masculina: los chequeos regulares que se deben realizar los hombres

Micromachismos ¿qué son?

El término micromachismo surgió en 1990 por Luis Bonino, psicólogo argentino, quien trabajó con parejas y mujeres que vivían violencia, por lo que detectó ciertas actitudes de violencia “de baja intensidad” que estaban normalizadas.

Violencia psicológica y emocional, sin embargo, el prefijo “micro”, no busca calificar estas violencias porque sean pequeñas o poco significativas, sino para poner en evidencia y un énfasis en lo poco percibidas y normalizadas que son.

[Micro] no por pequeños sino por imperceptibles o en el límite de la evidencia, indetectables y normalizados. Por ejercerse en los espacios micro, los de la cotidianeidad. Por ser comportamientos machistas y prácticas de violencia del día a día, capilares, camuflados, inadvertidos, ignorados, pero no irrelevantes.”, explica Luis Bonino.

Estas pueden ejercerse no solo por hombres heterosexuales con masculinidad hegemónica, sino por personas en general (incluyendo mujeres) que crecieron bajo ese esquema y es lo que conocen.

También pueden ser dirigidos tanto a mujeres, como hombres, niños y niñas, afectando su desarrollo personal.

¿Cómo pueden presentarse?

Los micromachismos son prácticas sexistas que se presentan en la vida cotidiana y, ya que son muy comunes, suelen pasar como algo normal. Estos comportamientos restringen la autonomía, libertad y dignidad de las personas que los reciben.

De acuerdo con el manual “ABC de las Masculinidades de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), detectar los micromachismos es importante, pues son la base para pasar a modalidades de violencia aún más graves como la física.

La clasificación de los micromachismos, según el manual de la CNDH, es:

1. Utilitarios:

Mantienen a las mujeres ocupadas en actividades para las que supuestamente son mejores como el trabajo en el hogar, cuidado, crianza y servicios.

Se presentan comúnmente en el ámbito doméstico. Se justifican en la supuesta capacidad y sensibilidad femenina para ciertas tareas. Por ejemplo:

  • Decir que un hombre “ayuda” en casa o celebrar su participación en las tareas de limpieza del hogar.
    • Cambiar pañales, alimentar a las hijas e hijos o cuidar de la abuelita o del familiar enfermo es “cosa de mujeres”.

2. Represivo: 

Los hombres usan la fuerza moral, psíquica o económica para ejercer su poder, limitar la autonomía y libertad de la mujer, así como restringir su capacidad de decisión.

En la lucha o debate sobre uso de tiempo y poder, pierden siempre las mujeres, lo que crea baja autoestima, desconfianza en las propias capacidades. Por ejemplo:

  • “El que trabaja soy yo, así que nada de darle dinero a tu mamá porque no estamos para gastos y tú no trabajas” (porque el trabajo en casa no remunerado no es valorado).
    • Ellos se sientan a ver la televisión o leer después de su jornada de trabajo mientras las mujeres deben realizar tareas del hogar, cuidado y crianza, a pesar de que ya trabajaron también 8 horas fuera de casa.

3.Encubiertos:

Son muy sutiles y buscan la imposición de las “verdades” masculinas para hacer desaparecer la voluntad de la mujer, que termina coartando sus deseos y haciendo lo que él quiere.

Hay micromachismos en los silencios, en los paternalismos, en el “ninguneo” y en el mal humor manipulativo. Por ejemplo:

  • Dominar con el silencio y así decidir cuándo y cómo se hablará de algo.
  • Descalificar el sentir o pensar de las mujeres y utilizar frases como “eres una histérica” o un “estás exagerando”.

4. De crisis:

Se presentan cuando el hombre percibe pérdida o desbalance de poder frente a la mujer.

Cuando la mujer aumenta su autoconfianza, es más autónoma, independiente o libre, el hombre realiza actividades de mucho control o promesas de cambio, se victimiza y chantajea.

  • “Así no puedes salir vestida a la calle; mira nada más cómo te ves; das una mala imagen. ¡Qué van pensar de mí!”.
  • “¡Claro! Como me he quedado sin trabajo me humillas, quieres restarme autoridad frente a nuestros hijos, pero no se te olvide que yo soy el hombre de la casa”.

Por lo que, en conclusión se pueden presentar como:

1. Control sobre el cuerpo: Al criticar el aspecto físico o apariencia de la mujer, cuestionar su forma de vestir o maquillarse. Estas pueden disfrazarse de protección “te digo esto por tu bien”.

2. Desvalorización: al invisibilizar los aportes de la mujer en las tareas del hogar, limpieza o crianza; dudar de su capacidad intelectual, ignorar ideas u opiniones; o restar importancia a la aportación económica porque es menor.

3. Limitación: en toma de decisiones, expresar ideas, comprar cosas (en los casos que sea el hombre que aporte lo económico) etc.

 

__

POB/PCL