Así trabaja Brandon, el niño tatuador de Puebla

Brandon tiene 11 años y lleva más de un año realizando tatuajes de diferentes tamaños y dificultades a personas, incluyendo a su papá, tíos y amigos.

Brandon Burgos Vargas tiene 11 años y lleva más de un año tatuando personas en su tiempo libre. Aprendió viendo a su papá, Jesús Burgos, quien tiene el estudio JB Tattoo y ha sido el encargado de guiarlo en este pasatiempo.

En entrevista con Poblanerías.com, Brandon cuenta que, gracias al apoyo y confianza que ha recibido, ha podido aprender del arte de tatuar.

Sin embargo, padre e hijo aseguran que es solo un pasatiempo y que –por ahora– lo más importante es ir bien en la escuela.

Para Brandon, el interés por tatuar surgió cuando tenía 9 años. Lo hizo al observar la técnica de su papá, aunado a su gusto y talento por el dibujo.

Inició ayudando a preparar las mesas para los tatuajes en el estudio y –posteriormente– a hacer los esténciles.

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El esténcil o plantilla es la base para un tatuaje. Se trata del diseño que se está buscando plasmar en la piel y su proceso es importante, pues las líneas que se dibujen deberán tener el tamaño y la precisión adecuada para ser la guía a la hora de poner la tinta.


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Para el niño, tatuar es un pasatiempo que usa para distraerse y relajarse; platica que quiere continuar estudiando y terminar una carrera, pues uno de sus sueños es ser Marino.

Brandon, niño tatuador
(Brandon y Jesús Burgos tienen su estudio de tatuaje al norte de la ciudad de Puebla. Foto Juan Carlos Sánchez/Express Media)

La práctica hace al maestro

Tatuar no solo es usar la aguja en la piel de una persona, sino que lleva un proceso previo importante, comenta. Por eso, ha leído libros que hablan del proceso del tatuaje para saber protocolos de higiene, primeros auxilios, cantidades, fuerza empleada y todo lo que se necesite saber para hacer un diseño.

Su padre, Jesús ha sido un guía. No solo le ha ayudado a practicar, sino que ha fungido como lienzo humano, pues Brandon ya le ha hecho más de seis tatuajes.

Desde los 10 empecé [a tatuar] en naranjas y piel sintética, pero ya tengo tiempo tatuando personas (…) He tatuado a muchas personas, mi papá, mis tíos y los que me lo piden, entonces han sido muchos tatuajes los que he hecho de diferentes diseños [de diferentes tamaños y complejidad]”, relata Brandon.

Al aprender sobre las bases teóricas de un tatuaje, Brandon asegura que la práctica es su principal fortaleza.

Realizar los esténciles, que puede tardar desde 20 minutos hasta una hora, dependiendo de la complejidad del diseño, fue algo que le ayudó para poder pintar la piel.

Brandon, niño tatuador
(Tatuaje hecho por Brandon Burgos en la piel de su papá. Foto: Juan Carlos Sánchez/Express Media)

Fuera los tabúes

Para Brandon es importante que la gente conozca sobre el mundo del tatuaje y que no se dejen llevar por etiquetas que suelen poner a los tatuadores, al catalogarlos como delincuentes o vagos.

Jesús Burgos considera que las respuestas que ha recibido, respecto al aprendizaje y práctica de su hijo, han sido más positivas que negativas, pues tanto él como los usuarios, están reconociendo el talento que tiene el niño de 11 años.

Como padre yo siempre le he dicho que primero sus estudios, va muy bien (…) y cuando empezó esto de la pandemia, fue por lo que él también se enfocó en esto. (…) Yo le apoyaría hasta donde él me dijera, pero lo que él quiera”, comenta.

Por esa razón, invitó a los padres a apoyar a sus hijos desde pequeños con sus gustos, pasiones y talentos, pues es importante para su desarrollo y podría ayudarlos en un futuro.



Texto: Pamela Camacho Lara
Multimedia: Juan Carlos Sánchez Díaz

 


POB/LFJ