La historia de la presa de Valsequillo inició en 1946 con su construcción y actualmente, es el cuerpo de agua más grande del estado de Puebla.
En la presa de Valsequillo se unen los ríos Atoyac y Alseseca. Se localiza al sur del municipio de Puebla y colinda con Cuautinchan y Tepeaca.
En un inicio, se diseñó con una capacidad máxima de almacenamiento de 404,5 hectómetros cúbicos pero, con el paso del tiempo, ha ido disminuyendo hasta ocupar 228 hectómetros cúbicos, de acuerdo con el sistema municipal de información ambiental ríos y barrancas.
Tiene una profundidad máxima de 32 metros y la media de 13 metros a presa llena.

Flora y fauna de la presa de Valsequillo
En el 2012, la presa de Valsequillo fue declarada, en la Convención Internacional de Humedales de Importancia Internacional (Convención Ramsar), como Humedal de Importancia Internacional, por lo que es objeto de acciones para su preservación.
De acuerdo con estudios realizados por investigadores de la Facultad de Ciencias Biológicas de la BUAP, en la presa de Valsequillo hay 231 especies de aves, 21 de reptiles, 15 de mamíferos, ocho de anfibios y dos de peces, así como seis de gasterópodos (invertebrados acuáticos).
Desafortunadamente, 27 de estas especies presentan estatus de protección especial o están amenazadas, según la norma oficial 059-SEMARNAT-2010.
En cuanto a la flora, las especies registradas corresponden a diez de carácter acuático y 70 terrestres, ubicadas en 20 órdenes y 34 familias.
Valsequillo es un área de reproducción, alimentación y resguardo para flora y fauna amenazadas, una zona con alto grado de especies endémicas y un punto vital en la ruta de aves migratorias provenientes del norte del continente.
En este lugar habita el mosquerito de Balsas (Xenotricus mexicanus) una de las especies de aves más extrañas del país: es pequeña, de unos 15 centímetros, color gris y de vientre claro; así como la matraca de Balsas (Campylorhynchus jocosus).

La contaminación
Un estudio realizado por la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (UPAEP), indica que, en la presa de Valsequillo hay una contaminación de microplásticos que entran a la cadena alimentaria y presentan graves riegos para el medio ambiente, así como la salud humana.
Estos microplásticos no solo se encuentran en el agua de la presa, sino también en los peces que habitan en el lugar. Además de eso, los animales también presentan en su hígado y músculo algunos metales como plomo, cromo y zinc.
Se indicó que estos microplásticos en la presa de Valsequillo pueden ser primarios o secundarios. Los primeros son producto de artículos como exfoliantes, mascarillas, pasta dental, jabones, fibras sintéticas de la ropa, entre otros, y los segundos son provocados por la degradación; ya sea por fricción eólica o solar que se produce en el plástico.

Tienen la característica de un tamaño menor a 5 milímetros, es decir que son muy pequeños, pero no tanto como los nanoplásticos que prácticamente son partículas.
Por su pequeño tamaño, no pueden ser eliminados por los sistemas de filtración de aguas residuales, por ende terminan en ríos y océanos, donde son ingeridos por peces y otras especies.
El estudio fue realizado en colaboración con el Instituto Politécnico Nacional, el Instituto Tecnológico de Toluca y Universidad Politécnica Metropolitana de Puebla.
Turismo en la presa de Valsequillo
El turismo en los alrededores de la presa de Valsequillo es variado, gracias a que limita con la zona urbana de Puebla.

Por ejemplo, se ofrecen recorridos en lancha y se han instalado fincas, cabañas y lugares de descanso para pasar el fin de semana.
Por su geografía, el lugar también se ha convertido en una de las rutas preferidas por los ciclistas para hacer bicicleta de montaña. Otro de los atractivos es el Parque Bicentenario, un circuito de 3 kilómetros en el que se puede hacer ejercicio o recorrer en bicicleta.
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POB/LFJ