La desaparición forzada en Puebla es un delito que se intenta minimizar, por eso, es que “nosotros estamos luchando y gritando”, señala María Luisa Núñez, fundadora e integrante del colectivo Voz de los Desaparecidos.
En entrevista con Poblanerías.com María Luisa Núñez habla sobre la búsqueda que, día a día, hacen las familias para encontrar a sus desaparecidos, en medio de un discurso revictimizante por parte de autoridades el cual –considera– pretende acallar y minimizar la desaparición forzada.
“Reciben denuncias de las personas que se fueron por su voluntad, pero para ponerse a salvo porque viven algún tipo de violencia en casa. Entonces es el 80% que dicen las autoridades que se les encuentra, pero no son víctimas de las desapariciones forzadas, eso es lo que deberían aclarar”.
El colectivo –el primero en el estado– inició en 2018, luego de la desaparición de Juan de Dios, hijo de María Luisa, quien desapareció junto a los hermanos Abraham y Vicente Basurto Linares.
Cuatro años después, el colectivo está formado por casi cien familias de varias partes del estado de Puebla y que en estos años, han logrado incidir en la vida pública, social y política de la entidad.
Una de estas fue la creación, en 2021, de la Ley de Búsqueda de Personas que, junto con la Comisión de Búsqueda, son instrumentos que han permitido que el trabajo para encontrar a quienes faltan se fortalezca.

Pero, para el colectivo Voz de los Desaparecidos en Puebla, la Comisión “se ha convertido en un lastre” y un “parásito más que vive a costa de las desapariciones”, pues las familias que continúan buscando se enfrentan a la corrupción, impunidad y dilación en los actos de investigación.
“Si bien la ley, por sí sola no va a ser que haya resultados efectivos, es una herramienta importante tanto para la Comisión, como para la Fiscalía, como para las instituciones encargadas e involucradas en el sistema estatal de búsqueda. Sin embargo, sigue dejando mucho qué desear su aplicación en todo el sistema estatal”.
Búsqueda de desaparecidos en fosas
Como parte de los trabajos de búsqueda que hace el colectivo para encontrar desaparecidos, se realizan brigadas en campo, con el fin de encontrar fosas o rastros forenses.
En esta labor de campo permitió encontrar –en 2021– en una fosa clandestina de Quecholac los restos de Juan de Dios, el hijo de María Luisa Núñez.
“Cuando tenemos conocimiento, hemos acompañado unos 20 casos [de desaparecidos]. La última fosa clandestina que nosotros encontramos fue la que se encontró mi hijo y ahí se encontraron 6 personas más”.
Comenta que ahora el colectivo tiene conocimiento de otras fosas en el Triángulo Rojo donde estiman puede haber por lo menos 30 cuerpos.
No obstante, consideran que la autoridad no está preparada para trabajar sobre esta, pues la falta de peritos forenses y antropólogos puede dificultar el reconocimiento de los restos.
“No queremos que nos ocurra lo que ha pasado en otros estados como Jalisco o Veracruz, que intervienen las fosas clandestinas, las procesan y luego, los cuerpos van a dar a un SEMEFO que no tiene la capacidad para procesar lo más pronto posible y que pueden pasar años como en Morelos, y que los cuerpos siguen ahí, sin identificarse”.

Por esa razón, resaltó la importancia de resguardar como pruebas las pertenencias u objetos personales que se encuentren en los cuerpos que están en fosas; pues, cuando ya no es posible identificar los cuerpos a simple vista, son estos objetos los que pueden ayudar a ver de quién se trata.
“Cuando encontramos a una persona que ya no cuenta con señas particulares, los objetos personales, se guardan a criterio del médico legista. La mayoría llega sin ropa, sin zapatos, sin accesorios. Entonces, cuando una persona ya no es reconocible a simple vista, sus objetos nos pueden ayudar a identificarlos”.
Esmeralda, un golpe que no se puede reponer
El 4 de octubre de 2022, Esmeralda Gallardo madre buscadora e integrante del colectivo Voz de los Desaparecidos, fue asesinada en la colonia Villa Frontera.
Blanca Esmeralda Gallardo se encontraba en la búsqueda de su hija Betzabé Alvarado, quien desapareció en enero de 2021 precisamente en Villa Frontera.
Para María Luisa Núñez, el asesinato de una de sus compañeras de búsqueda es un golpe del que no se puede recuperar, así como tampoco hay forma de recuperarse cuando desaparece un ser querido.
“Tampoco nos vamos a recuperar de la muerte de una compañera que solo buscaba a su hija y que se mete a las entrañas del infierno para buscar a su hija, porque eso lo hacemos todos”.
María Luisa Núñez finalizó diciendo que, lo único a lo que puede seguir aspirando es a luchar con dignidad por los desaparecidos en Puebla, aunque el principal enemigo sea el propio Estado, que ha dificultado la búsqueda de personas.
Entrevista: Lizeth Flores Jácome
Producción: Juan Carlos Sánchez
Asistencia de Producción: Karen Mojica
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POB/LFJ