En las obras de restauración en la Gran Pirámide de Cholula, el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) hizo el descubrimiento de una escultura cilíndrica en piedra blanca, que representa a Tláloc, dios de la lluvia.
De acuerdo al INAH, se trata de una piedra de 30 centímetros de altura, que es una preforma, reconocida por sus características anteojeras y por el diseño de sus colmillos.
Según relatos, hace años existió una escasez de agua en Cholula, lo cual representaba un riesgo para los pobladores, debido a que muchos se dedicaban al cultivo de la Tierra, por lo que le pedían a Tláloc su ayuda, realizando ceremonias en la Pirámide.
Tláloc es considerado el dios de la lluvia, fue la deidad de los cerros, el agua y la fertilidad, según la cultura náhuatl, pues controlaba los fenómenos meteorológicos.
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Otro hallazgo que se hizo en la Pirámide es el resto de braseros prehispánicos, que se usaban en el descanso en el talud del Tlachihualtépetl o “Cerro hecho a mano”.
“Aún no se ha determinado su antigüedad y si tenían una función ritual o se trataba de luminarias de la pirámide, pero es claro que hubo un uso sostenido del fuego en este sitio y que, al momento en que uno de los braseros se quebraba, en vez de retirarlo, colocaban otro encima de él”, dijo Catalina Castilla Morales, arqueóloga del INAH.
Por ahora, los fragmentos de los braseros y la escultura de Tláloc se resguardan en un laboratorio temporal, luego de concluir el proyecto de restauración, serán entregados al Centro INAH Puebla, según informó.

Respecto al avance de las labores, continúan trabajando en los acabados de la escalinata y consolidaciones en los sitios donde el núcleo piramidal había quedado expuesto
Explica que los núcleos serán protegidos con una geomalla y cubiertos por una flora compuesta por suculentas, especie de raíces cortas que requiere poca agua y mantenimiento menor para su subsistencia.
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POB/KPM