OPINIÓN: Derecho al olvido, un derecho de las audiencias

Reconocer el Derecho al Olvido de las audiencias debe ser más que una obligación, debe ser un ejercicio de responsabilidad.

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La veloz evolución de Internet ha traído grandes beneficios a las personas y también muchos conflictos. Esta evolución ha cambiado la forma como convivimos con nuestro entorno, con el planeta y cada ser viviente y sintiente. Incluso ha generado nuevas rutas para la defensa y promoción de los derechos de animales.

El mundo digital también ha beneficiado a quienes dejaron de existir y a quienes ya no existían antes. Gracias a Internet podemos encontrar espacios para rendir culto a quienes ya murieron y les da una permanencia en este plano existencial más intensa que lo que podían hacer las pinturas rupestres, los manuscritos, las esculturas o las fotografías.

Pero este espacio para recordar también ha servido para atentar contra la dignidad y la imagen de personas fallecidas y por eso es que a inicios de la segunda década de este siglo comenzó a hablarse del llamado Derecho al Olvido.

El también llamado Derecho de Supresión es ese privilegio que tienen, que tenemos cada persona, a solicitar que nuestros datos personales, información, audios, fotografías, videos, etc., sean eliminados de Internet una vez que fallezcamos.

Las personas también pueden apelar a esta prerrogativa cuando consideren que la información que sobre su persona aparece en Internet, puede ser dañina a su imagen o a su persona.

En México, la Ley de Protección de Datos Personales busca precisamente garantizar la seguridad de cada dato nuestro que está en poder de otras personas, empresas o instituciones, aunque en Europa nos llevan una ventaja de diez años en este renglón.

Las grandes firmas de tecnología en el mundo han ido cambiando para garantizar ese derecho al olvido. Google hizo las modificaciones necesarias para proteger y eliminar la información que las personas o sus familias quieran que se borre de sus motores de búsqueda, una vez ocurrido el deceso.


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Facebook hace varios años permite a cada persona usuaria tomar una decisión anticipada sobre qué sucederá con su perfil una vez que muera. Esto se llama Testamento Digital.

Sin embargo, millones de empresas recaban a todas horas nuestros datos; sabemos del mercado negro de bases de datos de cuentahabientes, de clientes de tiendas en línea, de personas suscriptoras de plataformas digitales y u largo etcétera.

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Incluso los medios de información recaban todo el tiempo datos sobre sus audiencias y aunque existen los llamados avisos de privacidad, realmente no sabemos que hacen con esa información ni certeza de que nos borrarán de sus listas cuando pasemos a otro plano existencial.

Apenas este lunes, el diario La Vanguardia, uno de los más influyentes de España y el principal medio en Barcelona, anunció que pondrá a disposición de su audiencia lo que han denominado “Testamento Digital del Lector”, con lo que se convierte en el primer medio en el mundo en reconocer que sus lectores y lectoras tienen el derecho en vida a que la empresa borre toda su información, datos personales e historiales de navegación cuando fallezcan.

El respeto a la vida privada y a la intimidad debe ser uno de los valores fundamentales en los códigos deontológicos del periodismo y reconocer el Derecho al Olvido de las audiencias debe ser más que una obligación, debe ser un ejercicio de responsabilidad.

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Andrés Solís A. es periodista, autor del “Manual de Autoprotección para Periodistas” y de la “Guía de Buenas Prácticas para la Cobertura Informativa sobre Violencia”.


POB/KPM