Bajo la sombra de un árbol, en 1896 a las orillas del río de San Francisco, nació la chalupa y la fundación del restaurante La Chiquita Poblana.

Con 127 años de historia, La Chiquita Poblana sigue manteniendo su esencia, siendo uno de los establecimientos mas emblemáticos de la gastronomía poblana.

En entrevista con Poblanerías.com Christian Pérez Lozano, quien maneja actualmente el restaurante, habla sobre la tradición que, por más de 100 años, hay en su familia, la creadora de las chalupas poblanas.

Ubicado en el Paseo San Francisco, número 4, a escasos metros de la Capilla de Dolores, se encuentra La Chiquita Poblana, cuyo platillo principal es la chalupa, además de vender dicho platillo, se puede consumir el mole poblano, pozole, chanclas y los chiles en nogada (cuando es época).

En el lugar se pueden apreciar los reconocimientos que ha recibido el establecimiento y un mural representativo donde se muestran las 5 generaciones de la familia que han preservado la tradición e historia de La Chiquita Poblana.

La chiquita poblana
(Foto: Joel Merino)

Historia de La Chiquita Poblana

Christian Pérez Lozano cuenta que, en 1896 su tatarabuela comenzó vendiendo tortilla bañada en manteca y salsa.

Vendía, principalmente, para los obreros que trabajaban en las fabricas de los alrededores del río de San Francisco, una de las zonas más antiguas de Puebla.

De pronto, cuenta, la gente adinerada comenzó a consumir las chalupas. En esa época, el cerdo era un símbolo de opulencia, riqueza, abundancia, y fue ahí cuando se le agregó al producto y comenzó la tradición de las chalupas.

La chiquita Poblana
(Foto: Joel Merino)

Ya que los obreros no tenían el suficiente tiempo para consumir sus alimentos y tampoco tenían la disposición de cubiertos, por lo que sus comidas debían de ser rápidas y con la mano.

Es por eso que las chalupas de la Chiquita Poblana tienen la particularidad de tener un tamaño pequeño que se puede comer de un solo bocado.

¿Qué distingue a la chiquita Poblana de otros restaurantes?

En palabras de Christian, La Chiquita Poblana se distingue de otros negocios por su receta original de 1986 y hasta hoy, continúa con la esencia del restaurante, respetando la tradición del platillo y por utilizar utensilios representativos de Puebla.

Además de que aún se mantiene el árbol que vio nacer a la chalupa.

Durante la entrevista, el dueño comentó que los días más fuertes de venta son los fines de semana, donde el platillo más solicitado son las tradicionales chalupas de la Chiquita Poblana.

Incluso –comentó– turistas nacionales y extranjeros consumen más sus productos que los mismos poblanos.

Mencionó que hace 50 años, implementaron el servicio de entrega de alimentos al auto, los clientes llegaban en sus vehículos y podían esperar ahí a ser atendidos de esa forma.

La Chiquita Poblana resiste la pandemia

Como todos los negocios, La Chiquita Poblana se vio afectada económicamente por la pandemia de la COVID-19, por el cierre de negocios ordenado en decretos.

Para tratar de sobrevivir, el restaurante implementó el servicio a domicilio, en conjunto con los alfareros de la luz, quienes les fabricaron las cazuelas para que las chalupas se mantuvieran calientes y frescas para la entrega.

Con esto también buscaban preservar y ayudar económicamente a los alfareros del Barrio de La Luz.

La Chiquita Poblana
(Foto: Joel Merino)

¿Dónde esta la Chiquita Poblana?

Si se te antoja comer la auténtica receta de las chalupas, no dudes visitar La Chiquita Poblana, que se ubica en el corredor del Paseo de San Francisco del Barrio del Alto, en la ciudad de Puebla.

Los horarios del restaurante son de 10:00 a 18:00 horas de lunes a domingo.

 

 


POB/LFJ