Al conmemorar el Día de la Madre, como sociedad, nos enfrentamos a una realidad persistente y profundamente arraigada: la disparidad en el cuidado de los hijos e hijas. Si bien honramos y reconocemos el incansable esfuerzo y sacrificio de las madres en la crianza y el cuidado (idea incrustada gracias a los roles y estereotipos de género desde hace muchas décadas), también debemos observar una realidad palpable que refleja que esta responsabilidad impuesta recae de manera desproporcionada sobre ellas. Este fenómeno muestra y perpetúa las desigualdades de género en nuestra sociedad.
El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) a través de la Encuesta Nacional para el Sistema de Cuidados (ENASIC) 2022, revela que el 87.6 % de las mujeres de 15 a 60 años que viven con hijos e hijas menores de 18 años, declaran ser las principales responsables del cuidado de sus hijos e hijas. Este dato pone de relieve la carga abrumadora que enfrentan las mujeres en el ámbito doméstico y cómo esta responsabilidad se traduce en una dedicación desproporcionada de tiempo y energía que, además, no son remuneradas.
Detrás de esta desigualdad en el cuidado yace un sistema de normas de género arraigadas que dictan que esta actividad es una responsabilidad primaria de las mujeres. Esta expectativa social no solo reproduce y profundiza la desigualdad de género, sino que también limita el potencial de hombres y mujeres por igual. Al relegar el cuidado a las mujeres, el patriarcado les extirpa a los hombres la oportunidad de desarrollar habilidades de cuidado y de participar plenamente en la vida familiar.
Además, esta disparidad también permite a los hombres desentenderse de su responsabilidad en la atención de los hijos e hijas para enfocarse más en su crecimiento laboral. Este fenómeno no solo refuerza las normas de género tradicionales que limitan el potencial de los hombres como cuidadores, sino que también perpetúa una cultura laboral que valora el trabajo remunerado por encima del trabajo de cuidados no remunerado.
La ENASIC 2022, proporciona información adicional sobre la dinámica de cuidados en los hogares. Revela que el 86.3 % de los niños y niñas de 0 a 5 años, y el 81.7 % de los niños y niñas de 6 a 17 años, reciben atención principalmente de sus madres. Además, el 30.6 % de las personas con discapacidad y el 33.9 % de los enfermos temporales, también reciben atención materna.
Para abordar esta asimetría en los cuidados, es crucial desafiar las normas de género arraigadas que la profundizan. Esto requiere un compromiso colectivo para promover una visión más equitativa y diversa de la masculinidad, una que reconozca y valore el trabajo de cuidado y fomente la participación activa de los hombres en la vida familiar. Al mismo tiempo, se necesitan políticas laborales y sociales que apoyen la conciliación entre el trabajo y la familia, así como la redistribución equitativa de las responsabilidades de cuidado entre hombres y mujeres.
Los gobiernos tienen un papel fundamental en este proceso, implementando políticas que promuevan la licencia parental remunerada, el acceso a servicios de cuidado infantil asequibles y de calidad, así como programas de sensibilización y capacitación para desafiar los roles y estereotipos de género que merman el alcance de la igualdad en la sociedad.
Asimismo, es crucial invertir en programas educativos que fomenten la igualdad de género desde una edad temprana y promover la participación equitativa de hombres y mujeres en la toma de decisiones políticas y sociales. Estas acciones son fundamentales para construir un futuro más igualitario y solidario, donde todas las personas tengan la oportunidad de desarrollarse plenamente y contribuir al bienestar de la sociedad.
Al desafiar las normas de género restrictivas y promover una cultura de equidad y corresponsabilidad, podemos crear una sociedad en la que todas las personas, independientemente de su género, tengan la oportunidad de desarrollarse integralmente.
Edgar Ortega es Economista por la BUAP. Especialista en estudios de mercado y política pública. Director general de Methodica y director de proyectos de A&J Consultores. Hijo del patriarcado tratando de deconstruirse.
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