OPINIÓN ¿Por qué deberíamos dejar de compartir memes misóginos? Nuevas masculinidades y el poder del humor

Cuando los memes contienen mensajes misóginos o discriminatorios, su impacto puede ser más profundo y dañino de lo que muchas personas creen.

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En la era digital, los memes se han convertido en una forma popular de comunicación y entretenimiento. Sin embargo, cuando los memes contienen mensajes misóginos o discriminatorios, su impacto puede ser más profundo y dañino de lo que muchas personas creen.

A menudo, los hombres justifican el hecho de compartirlos en alguna de sus redes diciendo “es solo un meme” o “es broma”, pero es crucial entender por qué debemos reevaluar estas justificaciones y adoptar las nuevas masculinidades que promuevan el respeto y la igualdad.

La influencia del humor en nuestra percepción

El humor tiene un poder increíble: puede unirnos, hacernos reír y ayudar a sobrellevar situaciones difíciles. Pero también puede reforzar estereotipos y normalizar actitudes dañinas.

Según la Teoría de la Cultivación, propuesta por George Gerbner y Larry Gross, la exposición constante a ciertos mensajes en los medios puede influir en nuestra percepción de la realidad.

En el caso de los memes misóginos, racistas o discriminatorios, estos pueden desensibilizarnos y hacernos más tolerantes a la violencia y la discriminación hacia las mujeres, terminando por normalizarla.

Desensibilización y reducción de la empatía

Estudios como los de Bushman y Anderson (2009) han demostrado que la exposición repetida a contenidos violentos puede desensibilizar a las personas, disminuyendo su respuesta emocional ante la violencia real y reduciendo la empatía hacia las víctimas.


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Aplicando esto a los memes misóginos, la repetición de estos mensajes puede hacer que veamos la misoginia y el sexismo como algo normal o inofensivo, lo cual es peligroso para la sociedad.

El rol del humor en la deshumanización

El humor de menosprecio, como el encontrado en muchos memes misóginos, puede activar y reforzar estereotipos negativos. Ford et al. (2008) encontraron que los chistes sexistas pueden aumentar la tolerancia hacia la discriminación contra las mujeres, especialmente entre aquellos con actitudes sexistas preexistentes. Esto no sólo perpetúa la desigualdad de género, sino que también valida comportamientos dañinos.

Pero, ¿por qué nos negamos a dejar de compartir estos memes?

Muchos hombres se sienten atacados cuando se les pide que dejen de compartir memes misóginos, argumentando que “es solo una broma” o que “ya no se puede bromear porque de todo se ofenden”.

Estas reacciones a menudo provienen de una falta de comprensión sobre el impacto real que tienen las publicaciones y una resistencia a cambiar comportamientos arraigados. Sin embargo, es esencial reconocer que nuestras acciones y palabras tienen consecuencias, y que el humor no es una excusa para perpetuar el daño.

Desde mi perspectiva, es hora de cuestionar el verdadero impacto de los memes que compartimos y adoptar nuevas masculinidades que promuevan el respeto y la igualdad.

Justificar su difusión a través de la idea de que “es solo un meme”, no es una excusa válida, al contrario, es el primer paso de la normalización de la misoginia, el machismo, la discriminación, el sexismo, el racismo, entre otros fenómenos que debemos combatir.

Al elegir compartir contenido que respete y eleve a todas las personas, estamos contribuyendo a una cultura de empatía y comprensión. En lugar de perpetuar la misoginia y la discriminación, podemos usar el humor como una herramienta para el bien, construyendo un futuro más inclusivo y justo para todos y todas.

Edgar Ortega es Economista por la BUAP. Especialista en estudios de mercado y política pública. Director general de Methodica y director de proyectos de A&J Consultores. Hijo del patriarcado tratando de deconstruirse.


POB/LFJ

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