Habitantes de Izúcar de Matamoros que trabajan en los establecimientos asentados sobre la Carretera Internacional a Oaxaca descartaron que Socorro N., testigo protegida de la Fiscalía General de la República (FGR), que el pasado jueves recibió múltiples balazos, haya sido víctima de un asalto.

En un recorrido llevado a cabo por Poblanerías, los vecinos –que prefieren el anonimato– señalaron que, en el momento del incidente, escucharon aproximadamente nueve detonaciones.

Algunos alcanzaron a ver a un par de sujetos huyendo en una moto, cuya fisionomía no pudieron identificar, porque sus rostros estaban totalmente cubiertos por los cascos.

Negaron la versión de que los agresores hayan tenido tiempo para robar dinero del Autolavado en el que se encontraba Socorro N., que pertenece a su padre y que tenía unos cuantos meses de ser inaugurado.

Al hablar sobre la incidencia delictiva en la zona, señalaron que nunca habían atestiguado una ejecución, pues lo más frecuente eran accidentes vehiculares, derrapones de motos o asaltos sin violencia en la tienda Oxxo.

Coincidieron que el incidente en cuestión es algo inusual en la carretera mencionada líneas anteriores, en donde principia el barrio de Los Reyes.

Acerca de la respuesta de los elementos de seguridad, consideraron que tardaron en llegar, siendo los primeros respondientes los policías municipales de Izúcar.

En ese contexto, locatarios expresaron que los policías referidos no hicieron el esfuerzo de “peinar la zona”, es decir, de recorrer el perímetro para tratar de buscar a los agresores.

Agregaron que, antes de ellos, arribó una ambulancia, aunque sin éxito alguno, porque Socorro N. ya no presentaba signos vitales.

En cuanto al hombre herido en el incidente, explicaron que era trabajador del Autolavado, pero consideraron que fue víctima de un daño colateral, “de una bala perdida”.

Respecto a si no tienen temor por el ilícito acontecido el pasado jueves, respondieron que sí, pero sostuvieron que “no les queda de otra, porque tienen que trabajar”.

Algunos mencionaron que llegaron a Izúcar de Matamoros debido a la violencia padecida en sus entidades de origen, ubicadas al norte de país, pero ahora perciben que el nivel de inseguridad ha alcanzado a todo el territorio nacional.

El local donde fue asesinada Socorro N. ya no está acordonado y sólo tiene sellos de la Fiscalía General del Estado (FGE) con la leyenda “inmueble asegurado” .

Recuerdan a Socorro como una persona trabajadora y amable

Socorro N. tenía su domicilio en la comunidad de San Juan Raboso, cerca de la iglesia de la zona, que hasta el 2020 estaba integrada por más de 4 mil 200 habitantes, según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI).

Vecinas, vecinos y seres queridos la recuerdan como una persona trabajadora, educada y reservada, que acostumbraba a pasar por la calle montada en su moto o en el carro de su progenitor, pero siempre saludando a todas y todos.

A raíz de su salida del Ayuntamiento de Izúcar, presidido por Irene Olea Torres, se autoempleó vendiendo tortas en el Autolavado en donde el pasado jueves 20 de junio fue víctima de una balacera que acabó con su vida.

A decir de las y los comunitarios, San Juan Raboso destaca por su vegetación, subrayando que “siempre está verde”, sin importar la época del año y a diferencia de otras comunidades.

No obstante, admitieron que la inseguridad es una problemática que se ha acentuado en la región y en el municipio.

Eso último es lo que evitó que varias personas aceptaran dar un testimonio a cuadro a Poblanerías, por la zozobra que existe a raíz de la incidencia delictiva.

 

 


POB/MMM