Según información del Centro de Cultura y Educación Ambiental (CASACEM), Puebla se encuentra en el tercer lugar nacional en producción de piezas de alfarería con mayor concentración de plomo.

Esto se debe a que las pinturas usadas en los talleres exceden los límites permitidos en México, alcanzando concentraciones de hasta 900 mil partes por millón (ppm), lo cual podría causar problemas de salud tanto a los artesanos como a los compradores.

Para su investigación, la asociación civil visitó 48 talleres de alfarería en todo el país, incluyendo Puebla.

Alfarería poblana
(Foto: Es Imagen)

El personal de CASACEM fue a siete talleres de alfarería en el estado: tres en Puebla capital, dos en el municipio de Cohuecan y dos más en Acteopan. Sin embargo, solo realizaron pruebas de laboratorio en las piezas que se venden en cuatro de estos talleres.

Detectó que los talleres adquieren sus pinturas con distribuidoras que ocupan como fijador este compuesto.

 

Te puede interesar: Prueba de detección de plomo en barro: así se hace

 

El caso más grave fue el de un taller del Barrio de Analco, en Puebla capital, cuya pintura amarilla tiene una concentración de plomo de 900 mil ppm.

Los otros estados que están por delante de Puebla en este estudio son Guanajuato, con un taller con contenido de 910 mil ppm de este compuesto; y Oaxaca, con un taller en la comunidad de Atzompa, con 930 mil ppm.

El resto de los talleres de alfarería en Puebla tuvieron niveles más bajos de concentración de éste metal, pero no exentos, por ejemplo, en el Barrio de Analco, otro taller declaró no utilizar plomo en sus elaboraciones, a pesar de que su pintura blanca resultó tener una concentración de 51 ppm.

Alfarería poblana
(Foto: Es Imagen)

Dos talleres en Cohuecan presentaron rastros de plomo en su pintura blanca, uno con menos de 37 ppm y el otro con 490 ppm.

La mayoría de los talleres de alfarería producen artículos decorativos, utilería e insumos para diseño arquitectónico, así como piezas específicas para el turismo local y nacional.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) señala que el plomo provoca contaminación ambiental y problemas de salud, entre ellos afectaciones a los sistemas cardiovasculares y neurológicos, hematológicos, del aparato digestivo y renales.

A pesar de conocer los efectos nocivos del plomo, en México no hay una regulación que prohíba la cantidad de este metal en pinturas destinadas al uso doméstico y decorativo.

Actualmente, el único límite establecido es de 600 ppm para propósitos de etiquetado, aunque se busca establecer un límite de 90 ppm.

POB/LMMM