El Camino al Mictlán en Puebla se encuentra frente a la Catedral, en la calle 3 Poniente, desde la 16 de Septiembre hasta la 4 Sur.
Esta muestra temporal, inspirada en la cosmovisión mexica y en la investigación del reconocido antropólogo Matos Moctezuma, recrea las nueve etapas que las almas debían recorrer para alcanzar el descanso eterno en el inframundo mexica.
Con una combinación de elementos visuales y simbólicos, esta instalación busca no solo atraer turistas durante la temporada del Día de Muertos, sino también fomentar una mayor comprensión y respeto hacia las tradiciones prehispánicas de México.
Las nueve etapas del Mictlán: Un viaje simbólico al más allá
Cada uno de los estadios representa un desafío específico en la travesía del alma hacia el Mictlán. Estas etapas están acompañadas de textos explicativos en español e inglés, basados en los estudios de Matos Moctezuma, que permiten a los visitantes entender el significado detrás de cada paso.
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A lo largo del recorrido, los visitantes se encuentran con esculturas y elementos simbólicos que enriquecen la experiencia y los transportan a un contexto ancestral.
1° Estadio – Apanohuaya (pasadero del agua): El recorrido comienza en este lugar, donde el difunto debía cruzar un río caudaloso con la ayuda de un Xoloitzcuintle de color pardo, a quien se le colocaba un hilo de algodón para guiarlo. Este estadio simboliza la necesidad de ayuda espiritual para enfrentar los primeros obstáculos. Los Xoloitzcuintles negros y blancos rechazaban ayudar al alma, mientras que los de color pardo aceptaban acompañarla en su camino.
2°
Segundo Estadio – Tepétl Monanamicyan (montañas que se juntan): Aquí, el alma se enfrenta a montañas que se cierran y abren de forma violenta, chocando entre sí. La misión del difunto es encontrar el momento preciso para cruzarlas sin ser aplastado, representando la perseverancia y el momento oportuno como valores esenciales para avanzar.
3°
Estadio – Iztépetl (montañas de navajas): Este estadio está simbolizado por cerros cubiertos de pedernales afilados que desgarran la piel de quienes intentan escalarlos. En este paso, el alma debe enfrentarse al dolor físico y al sacrificio, dejando ver sus propias entrañas en un acto de liberación y purificación.
4°
Estadio – Yeehecayan (lugar del viento de obsidiana): En este lugar desolado, el viento helado corta la piel del difunto. Con aristas afiladas, simboliza la crudeza y los retos físicos extremos que deben soportarse en la travesía hacia el descanso
5°
Estadio – Pancuecueyaloyan (lugar donde hacen mucho ruido las banderas): Aquí, el viento levanta a los muertos y los hace girar como banderas, perdiendo la noción de la gravedad y dejándolos a merced de las ráfagas. Este estadio es un símbolo de la inestabilidad y la vulnerabilidad en el camino hacia la paz eterna.
6°
Estadio – Temiminaloyan (lugar donde la gente es flechada): En este extenso sendero, las almas enfrentan una lluvia de flechas perdidas de antiguas batallas. Las saetas caen una tras otra, creando una cortina que obstaculiza el paso y exige al alma encontrar su camino en medio de la adversidad.
7°
Estadio – Teyollocuayolan (lugar donde se come el corazón de la gente): Este paso es guardado por jaguares que devoran el corazón del difunto, una prueba final de coraje y entrega del propio ser. Los visitantes pueden observar esculturas de jaguares que simbolizan este acto de desprendimiento espiritual.
8°
Estadio – Itzmitlán (lugar de la muerte de obsidiana): En esta etapa, el alma encuentra una laguna de aguas negras donde se completa el proceso de descarnar el cuerpo, liberando su esencia. Aquí, el difunto se despoja completamente de su ser físico.
9°
Estadio – Chicunamictlán (lugar sin orificio para el humo): En la última etapa del Mictlán, el alma se encuentra con Mictlantecuhtli y Mictecacíhuatl, los señores del inframundo. En este lugar, el alma finalmente alcanza el descanso eterno, dejando atrás el sufrimiento y alcanzando la paz espiritual.
Elementos simbólicos y esculturas en el Camino al Mictlán
La exposición “Camino al Mictlán” no solo se limita a los textos explicativos de cada estadio; también incluye esculturas que representan algunos de los elementos más importantes de esta travesía.
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Los Xoloitzcuintles, guardianes del inframundo, están presentes en varias figuras de gran tamaño, así como jaguares, cráneos y columnas que simbolizan las montañas afiladas.
Además, las esculturas están rodeadas de flores de cempasúchil, tradicional en el Día de Muertos, que aportan color y vida al escenario.
Cada una de estas esculturas ha sido cuidadosamente elaborada para resonar con el simbolismo del Mictlán y ayudar a los visitantes a conectar con la historia y el significado profundo de este recorrido espiritual.
Por ejemplo, las enormes columnas negras aluden a las montañas del Tepétl Monanamicyan, mientras que los cráneos en relieve simbolizan el vínculo constante entre la vida y la muerte en la cosmovisión mexica.
Un atractivo turístico y cultural para Puebla
Esta exhibición se ha convertido en un atractivo turístico significativo en Puebla, especialmente en la temporada de Día de Muertos, una de las celebraciones más importantes de México.
Al mismo tiempo, el “Camino al Mictlán” en Puebla refuerza el orgullo por las raíces culturales del país y fomenta una mayor apreciación por las tradiciones ancestrales.
Tanto locales como turistas pueden experimentar un viaje visual y emocional hacia el más allá mexica, en un entorno que combina arte, historia y espiritualidad.
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POB/JCSD