Desde las 6 de la mañana, o quizá mucho antes, las estaciones del metro más cercano, del Zócalo a San Lázaro, estaban cerradas, mientras que kilómetros de vallas rodeaban el Palacio Nacional y el camino al Congreso de la Unión.
Un fuerte operativo de seguridad se desplegó a lo largo y ancho de la Cámara de Diputados, inmueble en el que México tuvo una cita con la Historia.
Después de 200 años y 65 presidentes varones, por fin una mujer asumió las riendas del país con el respaldo mayoritario de niñas, jóvenes y adultas, que ven en la Doctora Claudia Sheinbaum Pardo una inspiración para romper cualquier techo de cristal.
La política de Morena arribó al Congreso de la Unión poco después de las 11 horas y precediendo a Andrés Manuel López Obrador. En su comisión de bienvenida estaba la senadora poblana Lizeth Sánchez García.
La exjefa de Gobierno de la Ciudad de México fue ovacionada por las y los legisladores de su coalición partidista, esto en su ingreso al Pleno.
Ahí la esperaba con notables problemas de salud Ifigenia Martínez Hernández, presidenta de la Cámara de Diputados y una de las pioneras de la izquierda en el territorio mexicano.
La novegenaria tuvo la encomienda de colocar la banda presidencial a Sheinbaum Pardo, en un acto que quedó guardado en los anales de la historia nacional.
Cabe recordar que Martínez Hernandez nació un cuarto de siglo antes de que se le permitiera el voto a las mujeres. Ahora, daba luz verde al arranque de la primera administración federal comandada por una fémina.
En su intervención, Sheinbaum Pardo se comprometió “a no fallarle” al pueblo de México y subrayó su posición de científica, madre y mujer. Posteriormente, en su primer mensaje en el Zócalo reiteró el mismo compromiso.
“Me comprometo con ustedes, en esta plaza maravillosa, corazón de la patria, en la que tantas veces nos reunimos y nos seguiremos reuniendo, que no les voy a defraudar y que juntas y juntos vamos a seguir haciendo historia“, expresó.
Frente a miles de connacionales, la política de Morena fue honrada con un ritual característico de las comunidades indígenas, en donde la “bendijeron” con humo emanado de un copal.
“Doctora Claudia, usted no está sola, están todos los pueblos unidos para seguir poniendo el nombre de México en alto”, le manifestaron.
Por su parte, contingentes provenientes de las 32 entidades federativas gritaban al unísono el nombre de la primera presidenta de México, que hizo resonar el cielo capitalino.
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A pesar de la minúscula protesta de trabajadores del Poder Judicial registrada por la mañana en la Cámara de Diputados, la oposición decidió comportarse a la altura de la situación, tanto en el Pleno como en el Zócalo. De ese modo, no hubo gritos de descalificación ni señalamientos en los espacios señalados.
En tanto, Tláloc decidió aguantar lo más posible sus cántaros de agua, esto durante la celebración de Sheinbaum Pardo en el Zócalo. Por un día, hubo una tregua en el epicentro del territorio nacional, con la que comienza un nuevo capítulo en la historia de México.
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