El retorno de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos plantea un escenario de estrictas políticas migratorias y de seguridad en la frontera entre México y Estados Unidos.
Durante una rueda de prensa en la UPAEP, expertos en política internacional y seguridad discutieron los posibles impactos para México y Canadá, una vez que Trump retome el liderazgo del país estadounidense.
La frontera con México, que se extiende más de 3,000 kilómetros, fue uno de los temas centrales, ya que la administración Trump implementó en su primer mandato políticas de control migratorio y construcción de infraestructura que afectaron profundamente la dinámica fronteriza.
Si bien el foco principal fue el aumento en los controles y restricciones, también surgieron temas de colaboración en seguridad y la carga económica que México podría enfrentar si se repiten o intensifican las políticas del pasado.
Repercusiones en el T-MEC y el comercio internacional
Uno de los puntos principales discutidos en la conferencia fue el impacto que la administración de Trump podría tener en el T-MEC. El doctor Daniel Ramírez Ortiz, experto en relaciones internacionales, destacó que el enfoque proteccionista de Trump podría llevar a cambios en los acuerdos comerciales. ”
La posibilidad de aranceles de hasta un 20% a ciertos productos importados desde México no solo afectaría a las empresas, sino también a los consumidores en ambos países. De acuerdo con Ramírez, una política de este tipo podría hacer que los productos mexicanos se vuelvan menos competitivos en el mercado estadounidense, generando un golpe para sectores como el automotriz y el agrícola.
Además, la estabilidad del T-MEC podría verse comprometida, ya que Trump ha manifestado en el pasado su desacuerdo con ciertos términos del acuerdo, el cual expira en 2026.
Nueva presión migratoria para México
Durante su primer mandato, Donald Trump buscó frenar el flujo migratorio hacia Estados Unidos, presionando a México para que controlara de manera más estricta su frontera sur y detuviera el paso de personas provenientes de Centroamérica.
Ante el inminente segundo mandato, los expertos anticipan que Trump podría retomar o incluso intensificar las políticas de contención migratoria que en el pasado obligaron a México a asumir un papel de “guardia fronterizo” para Estados Unidos.
Uno de los ejemplos más claros fue la implementación de los Protocolos de Protección al Migrante (MPP), o “Quédate en México”, que requerían que los solicitantes de asilo esperaran en territorio mexicano mientras se procesaban sus solicitudes en Estados Unidos.
El doctor Carlos Gómez, especialista en seguridad y políticas migratorias, explicó que es probable que esta política vuelva a aplicarse, lo que obligaría a México a hacerse cargo de miles de migrantes en ciudades fronterizas. Estas ciudades ya enfrentan desafíos como la violencia, la sobrepoblación y la falta de infraestructura adecuada para brindar atención a la población migrante.
Gómez también señaló que este tipo de políticas podrían incrementar la carga económica y social para México, que tendría que garantizar la seguridad y condiciones de vida mínimas para los migrantes en su territorio.
Además, las organizaciones humanitarias han criticado duramente el MPP, ya que expone a los migrantes a riesgos de violencia, tráfico humano y pobreza, lo que agrava las condiciones de vulnerabilidad de personas que ya están huyendo de situaciones difíciles en sus países de origen.
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Fortalecimiento de la infraestructura y vigilancia fronteriza
Además de las políticas migratorias, Trump impulsó durante su primer mandato la construcción de un muro fronterizo, lo que generó tensiones diplomáticas y una fuerte oposición en ambos lados de la frontera.
Si bien el muro físico sigue siendo una idea simbólica, la doctora María Fernández, experta en relaciones México-Estados Unidos, sugirió que Trump podría optar esta vez por invertir en infraestructura tecnológica en la frontera, incluyendo el despliegue de drones, sensores y cámaras de vigilancia.
El uso de tecnología avanzada en la frontera permitiría a Estados Unidos controlar con mayor precisión los cruces ilegales y el tráfico de mercancías no autorizadas, como armas y drogas. Sin embargo, esta medida también implicaría una militarización progresiva en los puntos de cruce, lo que afecta la vida cotidiana de las comunidades fronterizas, donde la interacción y el tránsito frecuente son parte fundamental de la economía local.
Cooperación en seguridad y combate al narcotráfico
Más allá de las políticas migratorias, los expertos en la rueda de prensa también discutieron el enfoque que Trump podría adoptar respecto a la seguridad en la frontera y la cooperación con México para combatir el narcotráfico.
Aunque en el pasado las administraciones estadounidenses han colaborado con México en esta área, una presidencia de Trump podría exigir una participación más activa de las autoridades mexicanas en las operaciones de seguridad y combate al crimen organizado.
Esta colaboración podría ser tanto un beneficio como un desafío para México. Por un lado, una estrategia compartida en la lucha contra el narcotráfico podría fortalecer la seguridad en ambos países y frenar el tráfico de drogas y armas a través de la frontera.
Sin embargo, este enfoque también podría generar tensiones diplomáticas, ya que Estados Unidos podría intentar expandir su influencia en temas de seguridad interna en México, lo que podría ser percibido como una intromisión en la soberanía del país.
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POB/MMM