El Centro Integral Ecuestre “El Capricho”, ubicado en la junta auxiliar de Guadalupe Tecola, al sur de la ciudad de Puebla, ha transformado la vida de adultos mayores con depresión, jóvenes con discapacidad intelectual y niños con problemas de conducta o enfermedades crónicas, gracias a sus sesiones de equinoterapia sin costo.
En entrevista con Poblanerías.com, Alejandro Basilio Sánchez y Verónica Ramiro Morales, ambos apasionados del mundo ecuestre, hablan sobre el espacio comenzó hace cinco años y que desde hace uno apoya de manera gratuita a personas de escasos recursos.
En el marco de la presentación del programa “Mejorando vidas” y el anuncio de una cena gourmet para recaudar fondos, los anfitriones explicaron que el movimiento de los equinos ayuda a regular las ondas cerebrales y las emociones de las personas.
Casos de éxito en “El Capricho”: Historias de transformación
Ejemplo de estos beneficios –cuentan– es Esteban Amaro, un hombre de 69 años que antes de acudir al centro pasaba sus días en cama, desanimado. Su esposa, Mercedes Pasilla, relató que las terapias han cambiado su actitud, mejorando su semblante y disminuyendo su irritabilidad ante estímulos externos.
Otro caso es el de Tadeo, un niño de siete años diagnosticado con síndrome de Lennox Gastaut, quien sufre diariamente entre 12 y 15 episodios epilépticos. Montar a caballo y recibir atención integral ha sido beneficioso tanto para su salud como para su postura, según comentan sus padres.
También está el caso de “Carlitos”, un niño con déficit de atención, para quien la equinoterapia ha sido fundamental en mejorar sus calificaciones y comportamiento.
Finalmente, Camila, una joven de 24 años con discapacidad intelectual, ha encontrado en la convivencia con los caballos un medio para superar sus temores.
Historia y propósito de “El Capricho”
De acuerdo con la directora general del centro, Verónica Ramiro, “El Capricho” se fundó hace cinco años, pero hace solo uno comenzó a brindar apoyo a personas de menos recursos. La elección del nombre fue una decisión conjunta con su esposo, basada en un deseo de tener un nombre significativo.
La verdad es una historia con mi esposo, y le decía que debía llevar un nombre significativo, algo que la gente recuerde. Le pregunté realmente por qué tienes tu rancho y él dijo: es un capricho. Así quedó el nombre, comentó.
La pareja es originaria de Zacapoaxtla, donde el padre de Verónica tiene 34 años de experiencia en el mundo ecuestre, y ha guiado cabalgatas hasta la Basílica de Guadalupe.
Platicó que, el Centro Integral “El Capricho” cuenta con 16 caballos y yeguas, de los cuales 10 están certificados para ofrecer terapia al público.
Estos caballos y yeguas son: Basilia, Lluvia, Harper, Hormiguita, Faraona, Palomita, Spirit, Mora, Fiona, Flashi y Golden. Según Verónica Ramiro, los caballos más maduros son ideales para la terapia, ya que poseen un carácter templado que favorece la convivencia.
Actualmente, “El Capricho” apoya a 60 personas, pero el objetivo es alcanzar a 200 familias con equinoterapias.
Para lograrlo, el 29 de noviembre se celebrará una cena gourmet en Hacienda Paz Lomas, ubicada en Sonata, con el fin de recaudar fondos y atraer el interés de políticos y autoridades.
El centro busca también a padrinos y madrinas que puedan contribuir con dos mil pesos mensuales o 24 mil pesos anuales para ayudar a que más personas en situación vulnerable accedan a estos beneficios terapéuticos.
¿Cómo es la equinoterapia en El Capricho?
Cada caballo o yegua puede participar en 10 a 15 sesiones diarias, en las que generalmente solo dan vueltas en el ruedo, lo cual es seguro para ellos y útil para los usuarios.
El número de sesiones depende de las necesidades individuales de cada usuario; algunas personas requieren terapia de por vida, mientras que otras muestran mejorías después de cuatro sesiones.
La duración promedio de cada sesión es de 30 minutos, a diferencia de centros gubernamentales donde suelen ser de solo 10 o 15 minutos.
La manutención mensual de cada caballo cuesta alrededor de cinco mil pesos. Actualmente, el financiamiento del centro proviene de una empresa familiar llamada Enerveral, que se dedica a distintos giros comerciales. Además, buscan recaudar fondos para sostener y ampliar los servicios.
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POB/LFJ