OPINIÓN: De violador a presidente, EEUU se muestra como es

Según los datos de las encuestas de salida de Edison Research/NEP vía Reuters, el ex presidente se quedó con el 54% de los votos masculinos.

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Según los datos de las encuestas de salida de Edison Research/NEP vía Reuters, el ex presidente se quedó con el 54% de los votos masculinos, mientras que Harris logró el 44%. El respaldo fue abrumador entre hombres blancos, con un 55% a favor de Trump, mientras que Harris recibió un 43%. Los votantes hispanos/latinos mostraron una ligera inclinación hacia Harris (53%), pero un notable 45% apoyó a Trump. Por su parte, los votantes negros fueron un caso aparte: el 86% respaldó a Harris, y solo un 12% eligió a Trump.

Lo que destaca de estas cifras no es solo el sólido apoyo masculino, sino también su distribución entre las generaciones. Trump logró atraer a hombres jóvenes, un segmento que los demócratas no lograron mantener como esperaban. Esta realidad nos obliga a preguntarnos: ¿qué está resonando tanto en la juventud masculina de hoy con el discurso de un político que simboliza las ideas más tradicionales del machismo?

El personaje de Trump no es solo una figura política; es un emblema cultural que encarna la “masculinidad de hierro”. Su retórica machista, plagada de comentarios cosificadores hacia las mujeres y una visión de sí mismo como protector y proveedor, sigue conectando profundamente con votantes que perciben —aunque de manera infundada— que los hombres están siendo desplazados por el progreso hacia la igualdad. Esta idea de pérdida de poder masculino, aunque carece de base objetiva, alimenta una narrativa en la que la masculinidad tradicional parece ser la última línea de defensa contra un mundo que les resulta desconocido y amenazante.

El pacto patriarcal y la cultura estadounidense

Más allá de sus políticas, Trump es un síntoma de una enfermedad cultural más profunda: el pacto patriarcal que sigue vigente en la estructura social y política de Estados Unidos. Su candidatura y eventual elección, incluso tras haber sido hallado responsable de abuso sexual contra la columnista E. Jean Carroll, envían un mensaje devastador. El respaldo de un hombre acusado y responsable de violencia sexual habla del carácter machista, misógino y xenófobo de una parte de la sociedad, que no duda en hacer caso omiso de la violencia de género cuando se trata de mantener intacto el privilegio masculino.

La doctora Leticia Chelius, del Instituto Mora, resalta que estamos en medio de un cambio cultural que redefine los roles de género, generando una sensación de desplazamiento entre hombres que se aferran a valores ya caducos. En este contexto, el “macho” Trump se convierte en un símbolo de resistencia para aquellos que se sienten amenazados por la creciente visibilidad de las mujeres y las nuevas masculinidades.

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El historiador Timothy Naftali, de la Universidad de Columbia, remata con una verdad incómoda: la esencia de Estados Unidos se refleja en este respaldo a Trump, un país que, pese a su aparente modernidad, sigue atrapado en un modelo patriarcal arcaico. Es un recordatorio de que la misoginia y el racismo no solo persisten, sino que se celebran desde las urnas.


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Un desafío para las nuevas masculinidades

Este fenómeno debería motivarnos a cuestionar cómo construimos nuestra identidad como hombres y qué mensajes seguimos perpetuando. La respuesta no está en retornar a la opresiva “normalidad” del pasado, sino en redefinir lo que significa ser hombres en una sociedad más igualitaria. Las nuevas masculinidades no deben ser vistas como una amenaza, sino como una oportunidad para construir un futuro libre de violencia y dominación.

Edgar Ortega es Economista por la BUAP. Especialista en estudios de mercado y política pública. Director general de Methodica y director de proyectos de A&J Consultores. Hijo del patriarcado tratando de deconstruirse.


POB/KPM