Desde una infancia marcada por la curiosidad y la creatividad, la doctora Irazú Hernández Farías ha forjado un camino en la ciencia que hoy la posiciona como una investigadora destacada en el Instituto Nacional de Astrofísica, Óptica y Electrónica (INAOE). Especialista en Tecnologías del Lenguaje, su trabajo se enfoca en el procesamiento del lenguaje natural y el análisis de la comunicación en redes sociales.
En entrevista con Poblanerías.com, la científica habla sobre las brechas de género en la ciencia y el trabajo para que su investigación tenga un impacto real en la sociedad.
La curiosidad por la tecnología y la computación estuvo presente en Irazú Hernández desde que era niña.
La historia de Irazú en la ciencia comenzó de manera poco convencional. Originaria de León, Guanajuato, recuerda con claridad cómo, de niña, jugaba con cajas de zapatos a que eran computadoras.
“Si me ponía más creativa, les hacía un agujerito y según yo imprimía cosas,” cuenta con una sonrisa. Ese juego infantil pronto se convirtió en una pasión real.
Cuando estudiaba la licenciatura en Computación, descubrió el potencial de la inteligencia artificial aplicada al lenguaje humano.
Su interés la llevó a una estancia en España y posteriormente a un doctorado en Europa, donde se especializó en el análisis de ironía y sarcasmo en redes sociales, un campo que hasta entonces apenas comenzaba a explorarse.
Ciencia, ironía y redes sociales
Uno de los principales aportes de Irazú al campo del procesamiento del lenguaje natural ha sido la aplicación de teorías lingüísticas para identificar y analizar el uso de la ironía en redes sociales.
“Si ya de por sí identificar la ironía cuando hablamos es complicado, hacerlo en texto lo es aún más,” explica.
Su investigación ha permitido comprender cómo ciertos patrones lingüísticos pueden ser detectados por algoritmos y aplicados en sistemas automáticos para monitorear el discurso digital.
Este trabajo ha sido clave en proyectos orientados a la detección de discurso de odio, desinformación y hasta en el análisis de indicadores de salud mental en plataformas en línea.
“Hice mi doctorado en procesamiento de lenguaje natural, tres años en España y uno en Italia. Fue una experiencia que me abrió los ojos y consolidó mi carrera científica”, explica.
Su investigación se centró en la detección de ironía y sarcasmo en redes sociales, un reto complejo que aún hoy sigue siendo un desafío para los modelos de inteligencia artificial.
El sarcasmo y la ironía son formas de expresión que requieren de un contexto y una interpretación subjetiva.
“Si en la vida cotidiana a veces nos cuesta detectar ironía en una conversación, imaginen lo complicado que es enseñar a una computadora a hacerlo con texto escrito”, comenta.
Para ello, combinó teorías lingüísticas con métodos computacionales, uniendo el conocimiento humanístico con la tecnología.
La aplicación de su trabajo no solo se limita al análisis de texto en redes sociales. Su investigación también ha sido utilizada en la detección de problemas de salud mental.
“Trabajamos en identificar patrones en el lenguaje de las personas con depresión a través de sus publicaciones en redes sociales. La idea es que, en un futuro, estas tecnologías puedan ser una herramienta de apoyo para la detección temprana de problemas de salud mental”, expone.
Asimismo, estudia el discurso de odio en internet. “Podemos usar análisis de lenguaje para detectar la difusión de contenido agresivo, prevenir ataques digitales y ayudar a generar espacios más seguros en línea”, señala.

Este tipo de investigaciones han cobrado gran relevancia en épocas recientes, donde la desinformación y los discursos peligrosos pueden viralizarse rápidamente.
Revertir la minoría en la ciencia
Como muchas otras mujeres en el ámbito científico, Irazú ha sido testigo de la brecha de género en las carreras STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas). Aunque en su experiencia personal ha encontrado espacios de equidad, reconoce que la desigualdad persiste.
“Seguimos siendo minoría. A la fecha, en las aulas y en los laboratorios, el número de mujeres siempre es menor al de hombres,” señala.
Uno de los principales desafíos es el miedo a las matemáticas, una barrera que, según ella, muchas veces es cultural.
“Nos dicen que las matemáticas son difíciles y nos hacen creer que no son para nosotras, pero sí podemos aprenderlas y destacarnos en ellas,” afirma.
Para Irazú, la clave para que más mujeres se integren a la ciencia está en la información y el acceso a referentes.
“Acérquense a quienes ya pasamos por este camino, pregunten, busquen información, visiten centros de investigación. A veces no estudiamos algo porque simplemente no sabemos que existe,” enfatiza.
Desde su posición como investigadora, continúa trabajando en proyectos que no solo buscan avances en el análisis del lenguaje digital, sino también en la generación de espacios para que más mujeres puedan incursionar en la ciencia sin miedo y con las herramientas necesarias para desarrollarse profesionalmente.
En sus palabras, “cuando descubres lo que te apasiona y tienes las oportunidades adecuadas, todo el esfuerzo vale la pena”.
Entrevista: Lizeth Flores Jácome
Producción Juan Carlos Sánchez
Asistencia: Mauricio Meléndez y Ana Fernanda Hernández
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