El comercio entre México y Estados Unidos atraviesa un nuevo periodo de tensión. Desde el 4 de marzo de 2025, el Gobierno de Donald Trump impuso aranceles generales del 25% a las importaciones provenientes de México y Canadá.
Con esta medida, la administración estadounidense busca presionar a sus socios comerciales para reforzar el control sobre el tráfico de drogas hacia su territorio, al tiempo que da un nuevo impulso a su política de proteccionismo económico.
La medida no solo afecta a grandes exportadores, sino que también pone en riesgo a cadenas de valor regionales, industrias binacionales y miles de empleos en ambos lados de la frontera. Pero, ¿qué son exactamente los aranceles de Trump y por qué generan tanta preocupación en México?
¿Qué son los aranceles de Trump?
En términos simples, los aranceles son impuestos adicionales que un gobierno aplica a productos importados. En el caso específico de la política comercial de Donald Trump, estos aranceles se utilizan como una herramienta de presión política y económica.
El nuevo paquete arancelario de 2025 impone un 25% de impuestos sobre el valor de productos provenientes de México y Canadá. Esto encarece automáticamente esas mercancías al entrar a territorio estadounidense, afectando directamente su competitividad frente a productos nacionales o de otros mercados.

Aunque el argumento oficial de la Casa Blanca señala que la medida busca frenar el flujo de drogas hacia Estados Unidos, el trasfondo económico es innegable. Con estos aranceles, el Gobierno de Trump retoma su estrategia de reducir el déficit comercial y proteger a las industrias estadounidenses, una bandera que marcó su primera administración y que ahora regresa con más fuerza.
Los estados mexicanos más afectados
El impacto de estos nuevos aranceles no se distribuye de manera uniforme en el país. De acuerdo con un análisis de S&P Global Ratings, hay 10 estados en México cuya economía es especialmente vulnerable ante esta nueva barrera comercial.
Se trata de estados cuya actividad económica depende en gran medida de sectores exportadores, principalmente la industria automotriz, el sector eléctrico y la producción de metales básicos como el acero y el aluminio.
Estados con alta exposición económica
- Querétaro
- Aguascalientes
- Guanajuato
- Nuevo León
- San Luis Potosí
- Tamaulipas
- Coahuila
- Chihuahua
- Sonora
- Baja California
En estas entidades, más del 20% de su Producto Interno Bruto (PIB) está vinculado a las industrias manufactureras que ahora enfrentan aranceles adicionales.
Para estas economías regionales, el encarecimiento de sus productos representa una amenaza directa a sus exportaciones, lo que podría derivar en pérdida de empleos, recortes de inversión y presión fiscal para sus gobiernos locales.
Para el caso de Puebla, S&P Global Ratings estima que la economía del estado tendrá una exposición moderada a los aranceles.
Sectores productivos en la mira
Las industrias más afectadas por estos aranceles no son una sorpresa. De acuerdo con el mismo reporte de S&P Global Ratings, los sectores más vulnerables son:
- Transporte: incluye la producción de vehículos, autopartes, maquinaria pesada y equipo industrial.
- Equipo eléctrico: desde electrodomésticos hasta componentes electrónicos.
- Metales básicos: particularmente el acero y el aluminio, que ya enfrentaban restricciones previas.
Estas industrias han sido históricamente pilares de la relación comercial entre México y Estados Unidos, con una profunda integración de cadenas de suministro a lo largo de la frontera.

Por ello, el efecto dominó de estos aranceles no solo afecta a grandes exportadoras, sino también a proveedores locales, empresas de logística y miles de empleos indirectos.
¿Qué pasa con los consumidores en Estados Unidos?
El costo de los aranceles no recae únicamente sobre los exportadores mexicanos. En Estados Unidos, las empresas importadoras y los consumidores finales también resienten el impacto.
Gigantes minoristas como Target y Best Buy ya advirtieron que el nuevo paquete arancelario provocará aumentos de precios en productos esenciales.
En el caso de Target, el encarecimiento afectará frutas y verduras provenientes de México, lo que podría reflejarse en los supermercados esta misma semana. Por su parte, Best Buy prevé aumentos en productos electrónicos, ya que muchas cadenas de producción dependen de componentes mexicanos y chinos.
En un contexto donde la inflación sigue por encima de los objetivos de la Reserva Federal, los nuevos aranceles añaden presión adicional al costo de vida de los estadounidenses, lo que podría ralentizar el consumo y enfriar la recuperación económica.
La respuesta de México
Ante esta nueva escalada comercial, la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, rechazó públicamente la medida, calificándola como ofensiva, difamatoria y unilateral.
Sheinbaum anunció que México responderá con una combinación de medidas arancelarias y no arancelarias, cuyo contenido específico será revelado el 9 de marzo en el Zócalo de la Ciudad de México.

En su posicionamiento, la mandataria subrayó la disposición al diálogo, pero dejó claro que México no aceptará presiones unilaterales que vulneren su soberanía económica o afecten a las empresas que operan en el país, sean nacionales o extranjeras.
¿Por qué importa tanto esta nueva guerra comercial?
La relación comercial entre México y Estados Unidos es profundamente interdependiente. México es actualmente el principal socio comercial de Estados Unidos, con un flujo de bienes que supera los 800 mil millones de dólares anuales. Las cadenas de suministro entre ambos países son altamente integradas, especialmente en sectores como el automotriz y el manufacturero.
Cualquier medida que interrumpa ese flujo, como lo hacen estos aranceles, genera incertidumbre, afecta planes de inversión y puede modificar estrategias logísticas y comerciales de empresas globales.
En el largo plazo, los aranceles no solo encarecen productos, sino que también ponen en riesgo la competitividad de la región de América del Norte frente a otros bloques comerciales.
—
POB/LFJ