
Mientras los grandes debates económicos se centran en la atracción de inversiones, el nearshoring y la transición hacia una economía más digitalizada, emerge una nueva área de oportunidad que está transformando la manera en que se toman decisiones económicas: la incorporación de la inteligencia artificial (IA) en los procesos cotidianos de consumo, producción y gestión.
La posibilidad de utilizar IA para comprender patrones de comportamiento, anticipar decisiones y proponer alternativas más informadas está tomando fuerza. No se trata únicamente de avances tecnológicos, sino de una evolución en la forma en que personas, empresas e instituciones interactúan con los mercados. Aquí es donde la economía conductual y la inteligencia artificial comienzan a converger.
Comprender cómo decidimos… y tomar mejores decisiones
Durante años, la economía conductual ha evidenciado que las decisiones humanas no siempre responden a criterios racionales. Sesgos como la aversión a la pérdida, el efecto anclaje o la sobreconfianza pueden influir significativamente en el juicio económico. La IA, por su parte, ha demostrado ser capaz de procesar grandes volúmenes de datos y detectar patrones que muchas veces escapan al análisis convencional.
Es en esa intersección donde surge una oportunidad: diseñar soluciones tecnológicas que comprendan cómo decidimos y que, a partir de ello, faciliten procesos más informados, personalizados y accesibles, especialmente en sectores con baja inclusión financiera, digital o educativa.
Fintechs y nudges: IA al servicio del bienestar financiero
Un ejemplo claro de este potencial se observa en el ámbito financiero. Fintechs como Klar, Minu o Fintual ya están aplicando estrategias basadas en economía conductual, como los llamados nudges —empujoncitos—, para fomentar el ahorro, mejorar hábitos de gasto o incentivar la planeación financiera entre usuarios que tradicionalmente no accedían a estos servicios. Estas plataformas no solo están ampliando la cobertura, sino también mejorando la calidad de las decisiones financieras de miles de personas.
Puebla: una oportunidad concreta para liderar con inteligencia
En el caso de Puebla, esta tendencia representa una ventana estratégica. Con más de 450 mil unidades económicas (INEGI, 2019), de las cuales más del 95% son micro o pequeñas empresas, el estado se enfrenta al reto de fortalecer la toma de decisiones empresariales en entornos de alta incertidumbre, bajos márgenes y limitada digitalización. En este contexto, integrar herramientas de IA con principios de economía conductual podría traducirse en beneficios concretos: desde mejores decisiones de inversión y precios hasta nuevas dinámicas de consumo y acceso a servicios.
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Además, Puebla cuenta con universidades, clústeres productivos y una comunidad emprendedora en expansión que puede articularse con estos nuevos enfoques. Si se logra vincular este ecosistema con desarrolladores de tecnología, instituciones de investigación y políticas públicas locales, el estado podría posicionarse como pionero en la aplicación responsable de la IA para el desarrollo económico regional.
De la tecnología a la política pública: un desafío colectivo
No obstante, el impacto no será automático. Muchas MIPYMES aún enfrentan barreras como la falta de conectividad digital, baja adopción tecnológica o desconocimiento de estas herramientas. Por ello, el reto es también formativo y estratégico: construir capacidades, generar confianza en el uso de algoritmos y asegurar que estas tecnologías estén alineadas con principios éticos, de equidad y transparencia.
La inteligencia artificial no solo puede predecir decisiones; también puede contribuir a tomarlas mejor. Puebla tiene las condiciones para convertirse en un laboratorio de soluciones donde la tecnología y el comportamiento humano se encuentren para fortalecer la economía desde lo más local.
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POB/KPM