Desde su rol como profesor en la Escuela para Perros Guía en México, el único centro especializado del país, José Manuel Flores no solo enseña tecnología accesible, también demuestra que la independencia es posible para las personas con discapacidad visual.

Ciego desde temprana edad, hoy es parte del equipo que transforma vidas a través del vínculo entre humanos y perros guía.

Una vida en libertad junto a Onix

Despertar y saber que él está ahí, conmigo, es algo que valoro todos los días, dice José Manuel sobre Onix, un labrador negro que es su segundo perro guía.

La relación que mantienen va más allá de la asistencia: es una alianza de confianza, cariño y trabajo en equipo.

“No me gusta decir que es una herramienta, pero así es como se define. Para mí, él es mucho más: es mi compañero en los momentos de soledad”.

Caminar por la ciudad con Onix significa experimentar la libertad en su forma más pura. Mientras un bastón obliga a avanzar con cautela, el perro guía identifica obstáculos y los esquiva de manera automática.

“Con él, me muevo con confianza. No tengo que pedirle a mi mamá que me acompañe si quiero ir a tomar una cerveza. Eso es libertad”, afirma.

José también reconoce que, aunque Onix facilita su desplazamiento, es un trabajo en equipo: “Él me presta sus ojos para moverme, y yo lo protejo de los peligros que nos podamos encontrar en la calle”.

Perro Guía en México
Ónix es el segundo perro guía de José Manuel. (Foto: La Resistencia)

Aunque la presencia de perros guía se ha normalizado en muchos espacios públicos, todavía persisten retos. José Manuel recuerda que cuando tuvo a su primer perro guía, hace unos ocho años, frecuentemente le negaban el acceso a tiendas y restaurantes.

“Hoy en día ya es raro que me nieguen la entrada a un establecimiento, pero falta mucho más”, comenta.

Una de sus principales recomendaciones para la ciudadanía es clara:

“Cuando vean un perro guía, no lo acaricien, no le hablen, no le ofrezcan comida. Está trabajando, y cualquier distracción puede poner en riesgo nuestra seguridad”.

Más allá de contar con rampas, elevadores en Braille o caminos táctiles, la verdadera inclusión comienza con un cambio de mentalidad.

“Ser inclusivo no es solo tener infraestructura. Es capacitarse, ser empático, entender a la persona”, sostiene José.


Afirma que la sociedad mexicana debe aprender a interactuar de manera adecuada con las personas con discapacidad visual: “Si sabes cómo acercarte, cómo preguntar y cómo ofrecer apoyo, haces una gran diferencia en nuestro día a día”.

Cómo entrenar a un perro guía

La Escuela para Perros Guía en México es la única institución en el país dedicada a formar binomios funcionales entre personas ciegas y perros guía.

Persona ciega camina con un perro Guía en México
José Manuel camina al lado de Ónix. (Foto: La Resistencia)

Fundada con la misión de fomentar la autonomía, el centro ofrece un programa integral que abarca desde la crianza y socialización de los perros hasta la capacitación de sus futuros usuarios.

Además del adiestramiento de los perros, en la escuela se imparten cursos de movilidad, orientación, uso de tecnología accesible y habilidades de vida independiente.

“Aquí no solo formamos binomios, formamos personas más independientes, seguras y libres”, comenta José.

Perro Guía en México
José Manuel enseña a personas ciegas a utilizar la tecnología. (Foto: La Resistencia)

Desde su especialidad en tiflotecnología, José Manuel resalta el papel que la tecnología juega en la vida de las personas con discapacidad visual.

Enseñar a manejar lectores de pantalla, asistentes de voz y aplicaciones accesibles permite a sus alumnos participar activamente en la sociedad.

“Si sabes usar tu celular, puedes pedir un taxi, leer noticias, comprar tu comida. Puedes hacer lo que cualquier otra persona haría. la tecnología nos da independencia y nos abre oportunidades laborales y personales”.

En la Escuela para Perros Guía, José imparte clases de tiflotecnología, donde enseña a personas ciegas a usar computadoras, dispositivos móviles y herramientas de accesibilidad.

“Lo más importante es que los alumnos sepan que se puede. Con las herramientas adecuadas, todo es posible”, afirma.

Su metodología se basa en la práctica constante. “Esto es como aprender un idioma. Si no lo practicas, a pesar de que te lo enseñen, se olvida”, explica.

Además, señala la importancia de encontrar placer en el uso de la tecnología: “Si te gusta, avanzas más rápido. No todos tienen que ser expertos, pero sí tener las bases para ser independientes”.


Texto: Lizeth Flores Jácome
Video: Ana Fer Rosas y Mauricio Meléndez
Fotografía: Juan Carlos Sánchez

 

 

 


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