Ruby Soriano

Todos los involucrados en esta elección, ambicionan un hueso, un puesto, una gubernatura, una presidencia municipal, una diputación, una regiduría.

La elección está a contrarreloj con guerras sucias, filtraciones y los manotazos que tienen “encajuelados” a los militantes que, no están interesados en votar.

Muchos arriban al poder gracias a la compra de candidaturas, también lo hacen a través de los espacios plurinominales que se dan por parentesco o sociedades.

Para los Cholultecas, la desgracia es tener a dos ediles cuyas señales incomodan y advierten que se repetirá la historia de saqueo, corrupción y excesos.

Hoy más que nunca se aprecia el divisionismo de un PAN que debe enfrentar sus demonios azules para la re-construcción de sus propias bases y plataformas.

Puebla suele padecer amnesia crónica cuando de gobernantes se trata. Sin embargo, no se olvida que el sello morenovallista fue la corrupción y abuso de poder.

Ni el Presidente ni el Gobernador parecen haber medido la efectividad de los funcionarios involucrados en la responsabilidad de los programas sociales.

Organismos de diferentes órdenes sociales están obligados no sólo a defender su autonomía, sino a ejercerla. Ojalá no corran el riesgo de perderla.

Las poblanas necesitamos 21 mujeres aguerridas no sólo con sus opositores, sino con sus propios coordinadores y partidos.

Cuántas mujeres enfrentan la violencia doméstica no sólo con golpes, sino también con los abusos de un marido que las embaraza para reafirmar su control.