Ruby Soriano

OPINIÓN | Las negociaciones y pactos se moverán al ritmo de un nuevo grupo político.

Más allá de las cifras repetitivas y rimbombantes que acompañan las inserciones pagadas, esperamos enterarnos de los logros, hechos y amarres; es decir, realidades más que citas, pronósticos y estimaciones.

Más allá de las tirrias y fobias, me sumo a la “cargada” bien intencionada de resaltar la importancia que tendrá para Puebla ser después de 38 años, la sede colonial del Tianguis turístico 2013.

Al más puro estilo de aquel filme hollywoodense “El Diablo viste de Prada”, la enemiga pública número uno en México, cayó y lució su último look, sólo que ahora con la elegancia de una presidiaria VIP.

En Puebla se viven los tiempos del oráculo, la alquimia, la tenebra, una que otra brujería, la magia (blanca) y esoterismo electoral.

Desde hace unas semanas, las oficinas de los estrenaditos delegados federales lucen con antesalas llenas.

Somos fieles espectadores de los excesos, esos que se cometen con todo dolo y a sabiendas de una promoción muy adelantada.

No es lo mismo probar el metrobús de Puebla cerrando calles y sólo para el reflector, que abordarlo a las horas pico.

Los botineros son los políticos, sobre todo aquellos grisáceos, mandilones, inseguros y con poca proyección en su carrera política.

Como la máxima de las películas hollywoodenses, la realidad es más cruda que la ficción.