Embalsamador: de mí depende el último recuerdo de tu familiar

Nancy Beatriz Morales es una mujer de 50 años que desde hace 27 se dedica al embalsamamiento de cadáveres.

“Hay que tener consideraciones con los muertos, porque pasamos mucho más tiempo muertos que vivos”, es una de las frases más recordadas de la película Macario, basada en la novela de B. Traven que recuerda que el hecho de morir es inevitable y seguro.

En México, la muerte es temida y respetada al mismo tiempo y a través de festividad del Día de Muertos se realiza homenaje a los seres queridos, además de que celebra que siguen vivos en el recuerdo y en corazones.

No se puede hablar de muerte sin mencionar la búsqueda de un sentido de trascendencia… ¿qué pasa cuando morimos? es una de las preguntas más recurrentes que solo se responderá cuando llegue el momento.

Sin embargo, para algunas personas, la muerte es una manera de honrar a la vida; aceptarla, convivir con ella y hacerse parte de ella. En ese sentido, embellecer a los muertos es un trabajo que no pocos se atreven a hacer.

Hay que tener conocimientos de anatomía, química y cosmetología para poder preservar los cuerpos. El trabajo es largo y no tiene horarios, puede ser por la mañana, en la tarde, en la noche o en la madrugada.

Nancy Beatriz Morales es una mujer de 50 años que desde hace 27 se dedica al embalsamamiento de cadáveres. Y no solo es ella; sus hijos, su esposo, su mamá y sus hermanos también se han enrolado a esta actividad poco valorada.


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Ella ha dedicado más de la mitad de su vida a embellecer los cuerpos, incluso tomó un curso para convertirse en técnico istopatólogo embalsamador práctico de autopsias.

En entrevista con Poblanerías en línea, Nancy describe cómo es trabajar con cuerpos y explica que esta actividad es como cualquiera, incluso resalta su importancia para dar una velación con tranquilidad y despedir de una manera digna al familiar.

Lizeth Flores (LF)¿Cómo inició en esta actividad?

Nancy Morales (NM): En realidad, llegar a mi trabajo fue por mera casualidad. Yo estaba estudiando medicina y me quedé hasta séptimo semestre; después, por necesidad económica, tuve que entrar como vendedora de lotes en Valle de los Ángeles y de ahí me fui conectando con el medio.
Me capacité y comencé a trabajar como embalsamadora. Mis primeros trabajos fueron en los velatorios del IMSS.

LF: ¿Qué puede decir de la muerte?

NM: Es un proceso natural, es una pena para las personas que quedan. Para mí, es mi fuente de trabajo. Yo no la veo como algo que me cause miedo, aunque es natural que las personas le teman.

LF: ¿Cómo fue el primer cadáver que embalsamó?

NM: Cuando estaba estudiando, me llevaron a la sala de embalsamar y el profesor me dejó con un bebé de un mes y fue difícil porque es más difícil trabajar con cuerpos pequeñitos. Me costó trabajo, me puse nerviosa y me tardé más del doble de lo normal. Fue muy difícil el primer servicio.

LF: ¿Cuál es la dificultad con la que una persona que se dedica a embalsamar se encuentra?

NM: Para embalsamar se tiene que poner una inyección intraarterial con el líquido conservador y después se hace la succión por medio de las bombas para eliminar gas, orina y materia fecal.
Entonces, mientras más pequeña es una persona o mientras más grande es, es más complicado. En un bebé las arterias son muy pequeñitas y lo que hacemos es inyectar con jeringa para succionar y en una persona de mucho peso es más complicado encontrar la arteria por la capa de grasa.

LF: Parte de su familia también trabaja en este ramo…

Esta área de trabajo es muy noble, nos permite tener otras actividades. Inició a trabajar (después de mí) mi mamá y tres de mis hermanos; y ahora uno de mis hijos. Estamos trabajando todos en esta área en varias funerarias de aquí de Puebla.

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LF: ¿Cuál es la primera impresión de las personas al saber a qué se dedica?

NM: Me ha pasado muchas veces que hay personas que no me quieren saludar.
Lo primero que me preguntan es si me da miedo o piensan que nosotros no tenemos los mismos sentimientos que ellos, porque piensan que somos más fríos o más duros; pero no es así, este es un trabajo y nuestra vida es independiente.

LF: ¿Le da miedo algo?

NM: A quedarme en mi trabajo sin música. Soy muy miedosa y si estoy escuchando los ruidos de alrededor, me dan nervios. En las noches, normalmente estoy sola, no tengo asistente y nadie está conmigo.

LF: ¿Por qué cree que es importante el arreglo estético de un cuerpo?

NM: Es la parte final del embalsamado y es muy útil porque afuera hay personas que están esperando; está una mamá, un papá, un hermano, un hijo, que están esperando tener una última impresión de la persona que falleció.
En ese aspecto, de mí depende el último recuerdo que tengas de tu familiar y generalmente la mayoría de los casos han sido buenos.

LF: ¿Le ha tocado experimentar algo “sobrenatural”?

NM: No y no quiero pensar mucho en eso.

LF: ¿Qué le gustaría que las personas conocieran sobre esta actividad?

NM: Yo siento que es muy importante que la gente sepa, en primera, que no robamos órganos, que no hacemos autopsias, que no abriremos un cuerpo porque el embalsamado no se trata de eso. Tratamos el cuerpo con todo respeto y normalmente no dejamos entrar a nadie; que no piensen que maltratamos los cuerpos.
Las personas que estamos reconocidas ante salubridad como embalsamadores tenemos la preparación para hacer un trabajo profesional, lo mejor posible. Que no se dejen engañar por personas que les dicen que van embalsamar a su familiar en el domicilio o que tardan media hora en entregar el cuerpo, eso es mentira. Esto es un proceso que lleva ciertos pasos y no nos los podemos saltar.
No desconfíen de nosotros porque somos tan sanos como toda la gente de alrededor. No somos personas con manías no tenemos algunas desviaciones, mucha gente piensa que también somos personas que practicamos rituales raros y no, realmente esta actividad es muy noble y somos personas muy sanas, como todos.

 

 


POB/LFJ