CINE | La jueza: Documental sobre Ruth Bader Ginsburg

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El juicio es todo un evento dramático. En Cuestión de honor (1992), un coronel interpretado por Jack Nicholson termina por incriminarse tras un largo y emocionante interrogatorio. En la clásica 12 hombres en pugna (1957), Henry Fonda sirve en el jurado de un caso de asesinato y convence a sus pares de que existe una duda razonable sobre la culpabilidad del acusado.

El acto de justicia es catártico y por eso funciona tan bien en el cine y en el teatro. Pocas cosas satisfacen tanto al espectador como el castigo a quienes lo merecen o la reivindicación de una víctima.

Esta satisfacción se encuentra en el ADN del documental La jueza, dirigido por Julie Cohen y Betsy West. Dos mujeres ponen manos a la obra y cuentan la historia de otra mujer, Ruth Bader Ginsburg, abogada clave del movimiento feminista y magistrada de la Suprema Corte de Estados Unidos.

El tema del documental –la vida y carrera de Ginsburg– es suficiente para animar el espíritu de quienes lo ven. Una joven madre judía que llegó a la Escuela de Derecho de Harvard en 1956. En ese año, 500 hombres y solo 9 mujeres integraban la generación de futuros abogados.

Pese a contar con las mejores calificaciones, Ginsburg no encontraba trabajo alguno. Había despachos que excluían a judíos, la mayoría no contrataba mujeres y todos se resistían a tener en su nómina a una madre.

Siguió el sorteo de obstáculos y llegaron los años setenta. Las leyes en Estados Unidos discriminaban explícitamente a las mujeres. Por ejemplo, las posesiones de un niño muerto siempre debían terminar bajo el control del padre, sin otro tipo de consideración.


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Ruth Bader Ginsburg se dedicó a romper estas barreras como abogada de la Unión Estadounidense por las Libertades Civiles. Logró llevar seis casos frente al máximo tribunal, ganando cinco. Se trata entonces de una jurista que hizo historia antes de su nombramiento como magistrada de la Suprema Corte. Sus logros fueron una reivindicación de su constancia e intelecto. Toda una catarsis justiciera.

Sin embargo, La jueza es un documental convencional en su forma, del subgénero conocido como de ‘talking heads’ o cabezas parlantes. Esto es, celebridades como Bill Clinton, Gloria Steinem y principalmente Ginsburg hablan frente a la cámara para reflexionar sobre el pasado y debatir sobre el presente.

La cinta tiene una narrativa ágil y funciona en varios niveles. Primero, permite conocer a una titán del derecho. Segundo, es un acierto de las directoras intercalar pasajes de mucha sustancia legal con otros más ligeros, como la afición de Ginsburg por la ópera o su rutina de gimnasio.

Aún con estos méritos, Cohen y West fallan en un aspecto que considero fundamental. Su trabajo como documentalistas olvida la distancia crítica y presenta una imagen demasiado laudatoria de Ginsburg. No la presionan a la hora de tocar temas incómodos.

En 2016, a unos meses de la elección que concluyó con la victoria de Donald Trump, la magistrada llamó al candidato republicano “un farsante”. Voces liberales, normalmente defensoras de Ginsburg, la criticaron por su falta de temple judicial.

Expertos legales también le pidieron a la jueza que renunciara a su cargo durante la presidencia de Barack Obama, dada su avanzada edad y antecedentes de cáncer. Esto para garantizar a una sustituta que como ella defendiera la equidad de género y los derechos reproductivos de la mujer.

Su lapsus contra Trump y su necedad de permanecer en el máximo tribunal solo se tratan superficialmente en La jueza. Ruth Bader Ginsburg murió el viernes pasado a los 87 años y ahora Trump tiene la oportunidad de nombrar a su sucesora; un terremoto político en el país vecino.

Quizás el ruido mediático sea la excusa perfecta para disfrutar el documental, disponible en Amazon Prime Video.

LA PALOMITA: Este domingo 27 de septiembre se entregan los Arieles. Usted, querido lector, puede revisar algunas de mis columnas sobre los títulos nominados.

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“Irresponsibility is part of the pleasure of all art” P. Kael


POB/LFJ